'Repetir curso no hace mejorar a los alumnos'

El alemán Andreas Schleicher es el director del programa PISA, que compara los conocimientos y habilidades en matemáticas y lengua de estudiantes procedentes de los 30 países miembros de la OCDE. El último informe, de diciembre, señala que los estudiantes españoles llegan a los 15 años con peores niveles de comprensión de textos escritos, cultura matemática y conocimientos científicos que la media de los países más desarrollados del mundo. Aun así, Schleicher -que participó la pasada semana en el seminario El debate sobre la calidad: el valor de las evaluaciones, organizado por la Fundación Santillana- destaca que España tiene una distribución 'bastante equitativa' de los resultados entre los mejores y los peores alumnos, así como que su procedencia social influye menos en su rendimiento que en otros países.

Pregunta. ¿Qué necesitaría mejorar el sistema español?

Respuesta. La mejor forma de responder a esta pregunta es enumerar las características de los mejores sistemas educativos de la OCDE. En ellos, los colegios son los responsables de los resultados de los alumnos, mientras que, en España, si éstos no obtienen los objetivos requeridos se le hace repetir. Pero, ¿qué pasa con ese colegio? En estos países, es el sistema educativo el que se adapta a los estudiantes y no al revés; se les atiende de manera individualizada y apenas existen barreras de carácter institucional.

P. Entonces, ¿repetir curso es una medida poco eficaz?

R. Las experiencias demuestran que dar lo mismo a un estudiante que ha fracasado no le hace mejorar. La responsabilidad de un buen sistema educativo sería solucionar los problemas individualmente en vez de hacerles pasar otra vez por la misma maquinaria. En países con buenos resultados, como Finlandia, Japón, Corea y Canadá, la repetición, sencillamente, no existe.

P. ¿Es partidario de separar a los niños en itinerarios según su rendimiento?

R. En Alemania, Austria o Hungría, donde a los alumnos se les separa a los 10 u 11 años, se produce una gran disparidad entre el rendimiento de los estudiantes. Además, ninguno de estos países tiene un alto rendimiento académico. Es difícil juzgar el potencial de una persona a una edad muy temprana. Los alumnos que están en los peores itinerarios acaban atrapados en un círculo vicioso del que no pueden escapar el resto de sus vidas. Se observa además que los niveles más bajos de rendimiento suelen llevar consigo unas desventajas sociales bastante marcadas. La idea de estos sistemas es agrupar a los estudiantes según su capacidad, pero lo que ocurre en la práctica es que acaban agrupados según su procedencia social.

P. ¿Para qué sirven realmente las evaluaciones? ¿Qué buscan?

R. Las evaluaciones no son estrictamente medidas de control, sino que deben de utilizarse para medir el rendimiento. Con ellas se pueden establecer objetivos realistas, saber en qué situación se está y la posibilidad de aprender y educar mejor.

P. ¿Cómo deberían hacerse las evaluaciones para que fueran lo más exactas posibles?

R. Hay dos enfoques. El primero evalúa lo que los alumnos han aprendido en el colegio. Y el segundo, qué habilidades y competencias deberían tener para enfrentarse a la vida. A mí me parece que necesitamos más del segundo enfoque.

P. ¿Se toman en cuenta estas evaluaciones para corregir las deficiencias que se detectan?

R. En países como Finlandia y Suecia, la evaluación es algo conjunto que se hace para evaluar la situación y se utilizan los resultados. Las evaluaciones funcionan cuando todas las partes interesadas se reúnen, se juntan y trabajan. Y no sólo cuando se cogen simplemente los resultados y se trabaja de una manera mecánica.