Dos siglos de escuela
Dos profesores reúnen objetos docentes usados desde 1800
Los profesores Manuel Jódar y Ana Vilches, con 20 años de experiencia en la docencia, se han dedicado a lo largo de su vida a recopilar todo el material escolar, sobre todo, e infantil que han ido encontrando por rastros y tiendas hasta confeccionar una colección que engloba la evolución del mundo educativo español desde 1800.
El material recopilado, que incluye desde libros hasta muñecas, cartillas y mochilas, se ha expuesto en Úbeda en la semana cultural que organiza el Ayuntamiento, pero el objetivo final es que forme parte de un museo que pretende poner en marcha la pareja en la localidad jienense de Canena, donde ambos nacieron.
Manuel empezó a comprar sólo libros de principios de siglo, los republicanos, pero poco a poco fue ampliando su interés por las ediciones escolares a todas las épocas. Luego se emocionó con lo relacionado con el mundo de la infancia y comenzó la compra de juguetes, de curiosidades. Sigue comprando, su interés no ha decaído.
Con los materiales que compraba la pareja empezaron adornando la casa, luego nacieron sus hijos y en las habitaciones de los niños cada uno tenía su pupitre, su mapa, y un espacio más habilitado con material antiguo como si fuera una librería del siglo XIX. Pero al final la vivienda terminó quedándose pequeña y se plantearon adquirir una en Canena, que es donde está ahora todo el material. Se trata de una casa antigua que necesita una rehabilitación y en la que sueñan con el museo escolar, pero lamentan que no haya ningún tipo de subvención. 'Va pasando el tiempo y parece que cuando pides dinero no hay para cosas como las que proyectamos. Nosotros vamos rehabilitando de momento por fases esta casa y ya veremos qué pasa después', explicó Manuel Jódar.
Su rostro y su voz adquieren un tono de sorpresa cuando se le pregunta por cuántos libros, juguetes y material ha atesorado en este tiempo. 'No puedo decir cuántos, los tengo todos clasificados, con la fecha de compra, cuánto costaron... Pero no tengo ni idea del total, hay cantidad y cantidad y cantidad'.
La colección la valora en más de 25.000 euros, pero es sólo una aproximación. 'Lo que me he gastado ni se sabe. Soy muy caprichoso, cuando veo un objeto escolar lo compro, muchas veces sin pensar en lo que cuesta', reconoce.
Cuadernos, cartillas, carteras, estuches, plumieres, muñecas de porcelana, coches de plástico, cromos, botes de anises y pelotas de goma son parte del material que se puede ver cuando la pareja saca la colección a la calle.
La primera exposición la realizaron en Madrid y desde ahí han ido a varios sitios. 'Somos profesores y no podemos dedicarnos a montar exposiciones. Tendríamos que tener una dedicación exclusiva, y eso no nos lo podemos permitir', reconoce Jódar.
La evolución de los libros
La pareja ha publicado ya un libro sobre la escuela en Canena. El estudio de todo el material adquirido les ha hecho convertirse en expertos del mundo educativo y de los movimientos pedagógicos que había habido a lo largo del siglo. Las joyas de la colección para Manuel Jódar son un pequeño teatro y el libro El niño instruido, con pastas de cuero, que data de 1807. 'Evidentemente era un niño instruido en la doctrina cristiana', comenta. También destaca algunos mapas curiosos, como uno de escayola y otros dos de 1885, uno bajo regencia de María Cristina y otro en el que aparece reflejado como país Rumelia Oriental, una zona que sólo fue independiente de Bulgaria dos años. Entre las curiosidades poseen el primer mapa de ferrocarriles para uso escolar, del siglo XIX. Pero la evolución más sorprendente del material escolar se ha producido en los libros. No sólo ha cambiado el material, como ocurre con las primeras carteras de cartón que se han pasado ahora al plástico de colores, sino también la intención y la forma que tienen de acercarse al estudiante. Los libros escolares de principios de siglo eran pequeños, cabían en la palma de la mano. Y su evolución fue en el sentido de llamar la atención de los alumnos a través de las portadas. Esa tendencia ya no es la actual, que con libro delgados cuida más el interior en un intento de que cada una de las páginas sea una aventura en la que entren los niños. Los escolares que ven la exposición de Manuel Jódar y Ana Vilches se sorprenden de ver lo que hacían de pequeños sus padres o sus abuelos, pero los que sufren una auténtica convulsión son los adultos que estudiaron los esos materiales y ahora vuelven a verlos después de décadas. 'Se trata de remover los recuerdos', apunta Jódar. Y los recuerdos de la infancia están íntimamente relacionados con el mundo escolar. 'Uno no recuerda cómo era su primo cuando tenía seis años, pero sí se quedan retenidas en la mente las horas que uno pasaba en el pupitre delante de un libro o escuchando a un profesor', añade el promotor de la colección. Juan Jurado Martínez, edil de Educación de Úbeda, cuando vio la muestra se sintió retratado: 'Realmente impresiona, retrocedes en el tiempo'.
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