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Crítica:DANZA | BALLET BLANCA DEL REY
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La ruta de la elegancia

Es a la vez este espectáculo conservador y moderno, con un altísimo y meritorio terminado, desde el baile mismo a las luces, los primorosos vestidos de factura artesana o la selecta agrupación de los músicos y cantaores. Entre los invitados que convoca Del Rey, un Diego Llori concentrado y duro hace su farruca en cauces muy propios.

Hubo cuadros muy bien conseguidos, como el paso a dos por tarantos de Blanca con Llori, intenso, vital y muy coordinado, o las colombianas: ellos de indianos y ellas de criollas en blonda blanca. Pero lo mejor, sin duda alguna, es la propia Blanca con su bata de cola inmaculada (que es como un tapiz antiguo que se animara a sus quiebros) enlazando poses vernáculas con finos acentos en el zapateado donde nada sobra ni desentona ni es excesivo: toda una rareza en los tiempos que corren para los bailes serios. Solamente el lustre de la experiencia y el buen gusto dan por resultado este tipo de flamenco teatral de tradición que no traiciona su tiempo ni su raíz; ella rezuma dominio del complejo oficio del teatro desde su peinado y aderezos hasta sus manos a compás. Lamentablemente, pocos bailarines jóvenes entre el público, como suele suceder.

Ballet Flamenco Blanca del Rey

Flamenco a bocajarro. Coreografías de Blanca del Rey, Joaquín Ruiz y Diego Llori. Música: Felipe Maya, Leo de Aurora y Luis Miguel Valle. Vestuario: B. del Rey, Amparo Coll y Luis Fernando. Luces: Freddy Gerlache. Teatro de Madrid. 21 de mayo.

¿Podría hoy ya prescindir Blanca del Rey de su Soleá del mantón? Pues podría, pero los que aman la buena danza se lo reprocharían; hay emblemas en el ballet de casta, y la Soleá del mantón lo es. Representa un tipo de baile unipersonal, voluntarioso en el estilo, heterodoxo en la forma y de una enorme riqueza poética, sustancial, hasta convertir un objeto, el mantón, en eficaz partenaire e instrumento musical.

Da Blanca del Rey además una soberbia lección de humildad y profesionalidad, cediendo protagonismo y oportunidades a los más jóvenes, desde el cuerpo de baile hasta un prometedor solista de la guitarra: Leo de Aurora. El teatro estaba lleno, y el público terminó en pie. Y es verdad que hoy por hoy, en este tipo de flamenco, es éste el mejor hecho.

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