Nuevas clases
Cada día me sorprende más el aburguesamiento de la reciente clase media española, que hasta no hace muchos años formaba parte de la clase obrera. Hoy, paseando por mi humilde barrio he observado que se ha convertido en un símbolo de distinción de clase incluso la puerta de la calle, con la que se pretende imitar la fastuosidad de las grandes mansiones.
Esta flamante clase media ha perdido su conciencia de clase trabajadora, ya no sueña con cambiar el mundo. Observa con pasividad el sufrimiento de los menos afortunados y se siente orgullosa de no ser uno de ellos, mientras olvida que su pasividad planta los cimientos de la injusticia del orden social establecido.
Desde mi punto de vista, la hipocresía de esta nueva clase media alcanza su clímax cuando dirige una mirada de desconfianza a los rojos, que lucharon por defender las libertades y los derechos del individuo, y se aproxima a quienes se opusieron a dichas libertades, que siguen recortando.
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