'Este caótico mundo necesita de una actitud poética ante la existencia'
Julia Otxoa afirma que empezó a escribir poesía a los 12 años y, desde entonces, no ha parado. 'Fue para explicarme el mundo, cosas que no entendía, enigmas en una palabra'. Ahora que la vida de Otxoa se entreteje alrededor de la literatura y las artes plásticas, aquellos enigmas que esperaba desentrañar persisten. 'Sigo siendo un ser perplejo ante el mundo', asegura.
Pregunta. ¿Cómo y por dónde ha buscado su voz literaria?
Respuesta. Las respuestas a mis múltiples preguntas las he ido buscando en diferentes lecturas, que han ido cambiando con el paso de los años. En los primeros años, mis lecturas eran los existencialistas franceses, Sartre, Camus, Simone de Beauvoir. Luego, según se va avanzando en la experiencia, las lecturas cambian. Pero en la poesía no sólo se vierten las lecturas de poesía, sino todo el equipaje cultural.
P. Ha escrito también ensayo, relatos para adultos y para niños...
R. Los campos que más trabajo son la poesía y la microficción, que son relatos brevísimos que tienen que ver mucho con la abstracción poética. Se trata de una intensidad máxima en muy poco espacio. También hago fotomontajes y collages.
P. Usted escribe en castellano; ¿y en euskera?
R. Lo entiendo, pero no lo sé lo suficiente como para crear en euskera. Cada lengua tiene un ritmo diferente, y su propio universo de creación.
P. ¿Se dedica únicamente a la literatura?
R. Aún no. Tengo partida la vida. Por las mañanas tengo un trabajo, gracias a cuyo sueldo puedo permitirme la libertad de dedicarme las tardes enteras y parte de las noches a la literatura.
P. ¿Es usted de las que mentan el trabajo constante cuando se les pregunta por la inspiración?
R. Pienso que el trabajo constante es fundamental. Pero el principal instrumento es la cabeza, que tiene que estar 24 horas vigilante, y la inspiración puede venir del propio equipaje cultural, de las experiencias que te rodean y hasta de otras artes.
P. Cuando escribe, ¿pretende comunicar una idea concreta, un sentimiento?
R. De forma preconcebida, no. Las ideas, generalmente, vienen por un golpe de inspiración, tanto en poesía como en relato. Es una especie de rapto. A lo mejor en este momento me viene una imagen y, para atraparla, la anoto. Luego la desarrollo en mi estudio.
P. Esos golpes de inspiración, ¿coinciden con momentos concretos de su vida?
R. Sí, por supuestísimo. Mi poesía de ahora, que es mucho más breve y sintetizada, ya tiene una forma muy diferente de la primera. Cuando empiezas, siempre quieres contar muchas cosas. Luego se pasa a un proceso de síntesis, de depuración, en la que vas quitando cosas hasta llegar casi a una poética del silencio, que es donde estoy ahora.
P. ¿Porqué ese interés por condensar, por depurar?
R. A mí siempre me ha gustado como lectora la literatura esencialista, donde no hay retórica. Pero tampoco he buscado el género de la síntesis conscientemente. Me ha encontrado a mí. Es un terreno en el que me encuentro a gusto para expresar lo que quiero.
P. ¿Usted cree que la poesía breve le llega al lector, al que ya difícilmente alcanza la poesía?
R. Yo no diría que mi poesía es oscura o hermética, pero sí requiere un mínimo de conocimiento cultural y de sensibilidad para poder entender las claves.
P. ¿Cree que habrá alguna vez una revalorización de la poesía como ha sucedido con el relato?
R. Ojalá. Hay líneas de moda y puede ser que llegue. En el caótico mundo en el que vivimos actualmente, más que nada se necesita de una actitud poética ante la existencia. La poesía no sólo es escritura sino también vivencia ante el otro.
P. ¿Qué aporta la poesía en la sociedad de Internet?
R. Todo. Una poesía que une estética y ética es una actitud que humaniza el tiempo. La poesía no sólo se calibra en la calidad literaria de los poemas sino también en la calidad humana. No concibo la estética sin la ética, llegaríamos al puro nazismo.
P. ¿Su poesía bebe de la realidad?
R. Cada escritor debe estar adscrito a su tiempo, no puede mirar para otro lado.
P. Como mujer, ¿hasta cuánto está de harta de que le pregunten por la literatura de mujeres?
R. Bastante, la verdad. Siempre he defendido la obra cultural sin preguntarme quién la hace, pero teniendo claro que cuando se viene de un silencio tan grande, de tantos siglos, como del que vienen las mujeres, eso se tiene que notar. Lo que pasa es que hasta que se llegue a una situación de normalidad habrá que seguir hablando de literatura hecha por mujeres.
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