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Tàpies llena una sala de Pamplona con sus grandes murales metafísicos

La muestra reúne una veintena de obras recientes sobre papel y tabla

La madurez artística de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923) puede considerarse informalista sólo por los procedimientos que usa. El genial creador, plenamente activo a sus 78 años, mantiene su gusto especial por los valores matéricos, pero incorpora con abundancia en sus últimos trabajos, como ahora se puede apreciar en Pamplona, referencias mágicas y simbólicas que conducen a la figura humana. Todo ello, junto a una cierta actitud moral ante el lienzo le alejan definitivamente del arte informal.

La exposición monográfica dedicada a Tàpies que ayer se inauguró en la sala de arte García Castañón de Caja Navarra reúne una veintena de trabajos de gran formato seleccionados expresamente por el artista de entre sus creaciones más actuales. Lazos familiares han unido a Tàpies en los últimos años con Navarra, pero su estado de salud no le permitió estar ayer presente en la muestra, comisariada por Carlos Catalán.

Avís, Dos nusos, Matèria amorfa, Mar i Ones, 1-2-3 o Enumeració, creaciones todas ellas del periodo 1999-2001, evidencian el apego matérico de un creador que construye 'enormes murales metafísicos' en palabras de Catalán, 'con las esencias vitales del polvo, la tierra, las cenizas y el reflejo de la destrucción'. Creaciones abigarradas de material voluptuoso dan paso a obras que incluyen objetos de la realidad cotidiana (listones de madera, tazas, coladores) en una muestra de lo más significativo de su trabajo sobre papel y madera de los últimos años, un auténtico repertorio de signos (nudos, iniciales, números, cuajarones de materia), confeccionados con total libertad gestual y un extenso muestrario de procedimientos técnicos.

Ligazón ancestral

'El universo general de las obras se mueve en el caldo de cultivo de la modernidad del fin de siglo', señaló Catalán en la presentación. 'Pero también entronca con lo ancestral. Por ello, hay dos cuestiones fundamentales que atañen al espectador: el grado de veracidad emitido por la creación plástica, la energía renovable que transporta y que conecta con el cerebro y las vísceras del artista; lo segundo, de mayor relieve aún, se sitúa en el ámbito de lo puramente estético, renovado. Tàpies navega en pos de lo esencial y comunica con lenguajes ceñidos y sugerentes'.

La muestra presenta obras tan intensas como Matèria ocre amb X (1996), Oval amb inicials (1997), Colador i tassa (1998) o X de fusta (1999), uno de los trabajos más complejos de ensamblaje sobre madera realizado por Tàpies en los últimos años. Las referencias sexuales son patentes en trabajos como Forma marró sobre paper negre II (1995) o Enumeració, matéria amorfa. La caligrafía oriental inspira Quatre creus, Taykyoku o Negre i sageta. La exposición permanecerá abierta hasta el 16 de junio

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