Un éxito a base de goles
El delantero, surgido del fútbol sala y del Barça, lloró tras salvar al Mallorca
Los últimos tres días han sido los más emotivos en la carrera de Albert Luque. El sábado no pudo contener la emoción. Faltaban 12 minutos para el final del partido ante el Valladolid y su equipo, el Mallorca, estaba con un pie en Segunda. Marcó y rompió a llorar. Sabía que, salvo sorpresa, era su último partido con la camiseta roja. Su gol, el 14º esta temporada, rubricó la permanencia del equipo en Primera. Tras el encuentro, después de abrazarse a sus compañeros y al neófito entrenador de la casa, Tomeu Llompart, lanzó su indumentaria a la grada, hasta que se quedó en calzoncillos. 'Jamás olvidaré a la afición del Mallorca vaya donde vaya', explicó el delantero zurdo, de 24 años, por el que se han interesado clubes como el Valencia, el Arsenal o el Barcelona.
Luque recibió la inmensa alegría de ser incluido en la convocatoria para el Mundial, un espaldarazo en su carrera. Se inició como jugador de fútbol sala, estuvo en la escuela de fútbol de Terrassa, su ciudad, salió rebotado de las categorías inferiores del Barcelona para las que fue fichado por Lobo Carrasco, pasó por los equipos de la Fundación Ferran Martorell -directivo del Espanyol- y dio las primeras muestras de su potencial anotando 17 goles, los mismos que su compañero Diego Tristán, en las filas del filial del Mallorca. Pero su progresión se estancó hace dos años cuando fue cedido al Málaga y estuvo a la sombra de Catanha.
Después de formar parte de la selección olímpica que logró la medalla de plata en Sydney, fue repescado por Luis Aragonés y empezó a despuntar en Primera con el Mallorca. Anotó nueve goles -él asegura que le descontaron uno logrado en el Camp Nou- y obtuvo el tercer puesto de la Liga y la clasificación para la Liga de Campeones. Con Luis Aragonés, que muchas veces se quedó con él tras los entrenamientos del equipo, perfeccionó el juego de cabeza y el golpeo con su pierna mala, la derecha. Es un delantero rápido en carrera larga y muy potente gracias a su envergadura: mide 1,83 metros y pesa 80 kilos.
Luque desea ahora centrarse por completo en el Mundial. Será después cuando decida, junto a su padre y mentor de su carrera, Rafael Luque, su próximo destino. Aunque el contrato de Albert con el Mallorca no finaliza hasta 2004 y su cláusula de rescisión es de 42 millones de euros, por las palabras del propio jugador se deduce que existe un pacto con el club balear para hacer viable su traspaso. Por ahora, él prefiere centrarse en el Mundial: 'Después de mantener la categoría, he recibido la mejor noticia', dijo ayer, consciente de la dura competencia por el puesto. 'Nunca había perdido la esperanza de ser convocado pero hasta que no escuchas la lista en boca del seleccionador no te lo crees'.
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