La Natividad es consagrada de nuevo tras la ocupación
Católicos, griegos ortodoxos y armenios procedieron ayer, cada uno por su lado, a consagrar de nuevo los dos templos de la Natividad -iglesia de Santa Catalina y la basílica de la Natividad-, después de que quedara profanada tras haber servido de mezquita durante los 39 días que duró su ocupación por cerca de 200 palestinos, mientras eran asediados por las tropas israelíes.
La ceremonia de nueva consagración de la iglesia de Santa Catalina fue presidida por el emisario del Papa en el conflicto, el cardenal Roger Etchegaray, que fue asistido en la misa por la cúpula en pleno de la Iglesia católica en Jerusalén, compuesta por el patriarca latino, Michel Sabbah; el nuncio apostólico, Pietro Sambi; el general de los franciscanos, Giacomo Bini, y el custodio de los Santos Lugares, Giovanni Battistelli.
Monseñor Etchegaray, en medio de una enfervorizada multitud, compuesta por religiosos de Cisjordania y fieles de Belén, emitió un mensaje de paz, después de haber lanzado a los cuatro vientos, y entre grandes aplausos, los gritos de 'shalom, shalom', que en árabe y hebreo significan paz.
'La paz entre los hombres, la paz entre los pueblos, no puede más que nacer y crecer, si no existe previamente, en cada hombre, en cada pueblo', exclamó Etchegaray, para continuar asegurando que 'todo debe ser hecho en la justicia, dentro del diálogo, nada con la violencia'.
El tono diplomático y mesurado del enviado del Vaticano tenía su contrapunto en las pancartas colocadas en el exterior del templo, en la plaza del Pesebre, por los nacionalistas palestinos, en las que se podía leer: 'Gloria y honor a los mártires palestinos' y 'Los crímenes nunca serán olvidados'.
Horas antes, los dignatarios de la Iglesia greco-ortodoxa, custodios de la basílica de la Natividad, habían reconsagrado su templo. La misa de reconsagración de los griegos pasó inadvertida.
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