Un supergoleador frustrado

La mejor temporada de su carrera y ha estado empañada de tristezas. Así es la vida, debe pensar Van Nistelrooy, un jugador forrado de goles al que le han fallado sus dos amores: el Manchester United y Holanda. Dos conjuntos que no han sabido explotar con éxito la escopeta de este delantero que domina como pocos todas las suertes del ariete: rapidez, astucia, elegancia y contundencia. A sus 25 años, Van Nistelrooy ha cerrado su primera campaña en Old Trafford con 35 tantos, 23 en Liga, dos en Copa y diez en Liga de Campeones. Un registro fabuloso, pero en balde. El United ha patinado en todas las competiciones y, por primera vez en la última década, tendrá que jugar la previa de la Liga de Campeones. La selección holandesa tampoco ha supuesto un consuelo para Van Nistelrooy, incrédulo ante el hecho de que la Holanda de Van Gaal fuera desterrada de Corea y Japón. El delantero, un chico tímido -'es asombrosa su absoluta falta de arrogancia', sostiene su compatriota Bergkamp-, acusó a Van Gaal de marear a jugadores con un potencial enorme. No le faltaba razón. Van Nistelrooy ha sido pichichi en Inglaterra; su colega Hasselbaink, el tercer mejor goleador; y Kluivert, con el que comparte fecha de nacimiento, el segundo máximo anotador de España.

Pese a tanta frustración, este mocetón holandés que siempre idolatró a Van Basten, ha culminado una gran temporada. Old Trafford ya le ha puesto en el pedestal. Todo lo contrario que a Blanc y Verón, los otros dos grandes fichajes del pasado verano.

Van Nistelrooy ya se había ganado el corazón de la hinchada un año antes de aterrizar en Manchester. En 2000 el United intentó su fichaje, pero una lesión mutiló la operación. Van Nistelrooy se lastimó la rodilla derecha en un amistoso entre el PSV y el Silkeborg danés. Un mes después, en un entrenamiento, el fisioterapéuta del PSV Gertjan Beks le lanzó un balón a la cabeza. Van Nistelrooy elevó sus 188 centímetros con elegancia, pero cayó mal. Retorcido de dolor gritó: 'Ésto está mal, muy mal'. Se cubrió el rostro con la camiseta, se mordió los labios y enfiló hacia el hospital. Diagnóstico: rotura de los ligamentos cruzado y lateral de la rodilla derecha. Tardó un año en atarse de nuevo las botas. Mientras tanto nadie perdió el tiempo. Él aprovechó para devorar libros sobre la historia del United; Alex Ferguson, que tenía 48 informes positivos sobre Ruud, mantuvo la vela encendida durante todo ese tiempo. Por fin, el 23 de abril de 2001, se firmó el traspaso a cambio de 30 millones de euros. El goleador se instaló en Manchester con su mujer, la doctora Leontien, y su hijo Tiny, con idea de pagar a Ferguson la fe mostrada mientras él se apañaba con muletas. Y ha cumplido con creces. Ha demostrado que Gerets, su técnico en el PSV, tenía razón: 'Nunca ganará un premio de culturismo, pero es el mejor delantero del mundo'.