'¿Por qué los mataron?'
La familia dice desconocer las razones del tiroteo y los vecinos de Valladolid deciden guardar silencio
La noticia del tiroteo que costó la vida a Ángel Sánchez y a uno de sus hijos voló rápidamente hasta Valladolid. A pesar de ello, en la calle de los Hermanos Cossio, en el barrio de Huerta del Rey, donde vivían los fallecidos, nadie quería decir en la mañana de ayer ni si conocía a los dos fallecidos. Los vecinos de la zona, que agrupa todo tipo de construcciones (viviendas de protección oficial, escuelas universitarias, edificios institucionales y pisos de lujo), mantenían a esa hora un absoluto silencio sobre los Sánchez y sus negocios en Madrid. Nadie quería decir nada sobre los tiroteados, ni sobre sus costumbres, sus aficiones o su profesión. Fuentes policiales explicaron que los Sánchez eran una familia de 'quinquilleros'.
'Mi padre y mis hermanos se ganaban la vida comprando y vendiendo coches'
A la misma hora, en el Instituto Anatómico Forense, en Madrid, las mujeres de la familia (la madre, dos hijas y una nuera) lloraban desconsoladamente por sus allegados. '¿Por qué? ¿Por qué los han matado?', se preguntaban, entre ataques de llanto y crisis de nervios.
'Mi padre y mis hermanos se ganaban la vida comprando y vendiendo coches de segunda mano. Lo hacían en Valladolid, pero también en Madrid y en otras ciudades de Castilla y León. Por eso viajaban mucho. Casi todas las semanas venían a Madrid', explicó, entre lágrimas, la más joven de las mujeres. Una niña de unos cinco años las acompañaba.
La pequeña miraba a sus mayores como si no entendiera nada de lo que estaba sucediendo. Las cuatro mujeres procuraban mantenerla siempre al lado de la más serena. No era fácil. De hecho, poco después, los nervios traicionaron a la mayor de las mujeres. De pronto se quedó pálida, rígida y perdió el conocimiento. Sentada en una silla de plástico negro, a punto estuvo de desplomarse. Las otras tres mujeres olvidaron a la más pequeña por unos instantes y se volcaron sobre ella para sujetarla e intentar reanimarla. Llamaron a los médicos.
En unos minutos, una ambulancia del Samur-Protección Civil llegó al lugar para atender a la mujer. Los sanitarios la trasladaron a la UVI móvil, donde le administraron suero durante unos minutos, hasta que recuperó la conciencia. Luego, el médico la acompañó a dar un paseo para que tomara aire.
En esos momentos, en el interior del Instituto Anatómico Forense se estaban realizando las autopsias a los dos fallecidos. Mañana, si no lo impiden nuevos trámites judiciales, los cuerpos de Ángel Sánchez Pardo y su hijo serán trasladados a Valladolid para ser enterrados. Las mujeres, a la hora de comer, se fueron hasta el Gregorio Marañón, donde el otro miembro de la familia, Ricardo Sánchez, seguía ingresado.
Por la tarde, el ambiente en el barrio de la Huerta del Rey, separado del resto de la ciudad de Castilla y León por el río Pisuerga, ya estaba más tranquilo. Algunos vecinos se atrevían ya a comentar que desde hacía mucho tiempo los fallecidos apenas hacían vida en el barrio. 'Yo hace más de un año que casi no les veo. Viajaban mucho, aunque nunca explicaron a qué se dedicaban', explicó una vecina.
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