Cardamomo y Los Gabrieles: tronío y fusión
El Cardamomo empezó siendo un bar pequeño, hace ahora ocho años, para poco a poco, y a base de reformas (tres), convertirse en un local con gran capacidad. Hoy se dan cita allí el flamenqueo de Madrid y músicos de toda índole, y no es raro encontrarse con miembros de Ketama, La Barbería del Sur, Tomasito o Raimundo Amador. Todos ellos son parte de la programación habitual, con actuaciones flamencas los domingos y los miércoles por la noche, con entrada libre. Mucho ambiente, buena música (flamenco, fusión y salsa) y una clientela fiel y guaperas son los ingredientes principales de un bar que permite cantar, tocar las palmas e incluso echarse un bailecito... La decoración está a tono con los camareros, guapos y correctos. El Cardamomo abre todos los días de 21.00 a 4.00 de la mañana, y la entrada es libre, incluidos los días que hay concierto.
De los mismos dueños es Los Gabrieles, un colmao histórico que quedó retratado en el libro Vida y cante de Don Antonio Chacón, verdadero fresco del ambiente de la calle Echegaray, que todavía hoy reina en una zona castiza, taurina y flamenca, con rumbo y tronío propio, colindante con otras calles que guardan los secretos y actitudes de una forma de vida muy madrileña, pero que vino a mezclarse con la filosofía andaluza las 24 horas del día.
El origen de Los Gabrieles, el más importante y famoso de los colmaos de la historia del cante, data de 1907. Primero fue una fábrica de muebles, y después de varias reformas tomó el aspecto actual en 1923: un pequeño museo en el que dejaron constancia de su arte los ceramistas sevillanos Enrique Guijo y su discípulo Alfonso Romero Mesa (autor de la azulejería de la Plaza de Las Ventas). Las paredes están llenas de brillantes azulejos con figuras románticas, anuncios de comienzo de siglo y pinturas flamencas. Todo muy abigarrado, de una fuerza muy españolaza: escenas del Quijote, toros, cupletistas, viñas de Jerez...
Si Chacón lo llevó a su época de mayor esplendor, Julio Romero de Torres celebró allí su primer triunfo con una juerga monumental bajo la cabeza del toro que mató a Espartero. Con los años, se hicieron legión los visitantes ilustres: Andrés Segovia, Juan Belmonte, Zuloaga, Sanchez Mejías y Rafael El Gallo, que esperaba al amanecer para tomarse su sopa de ajo en cazuela, y artistas del flamenco como Fosforito, El Habichuela o La Niña de los Peines.
Despues de una época de decadencia llegamos a 1986, con el actual equipo de dirección y una gran labor de restauración que trató de recuperar el sabor andaluz que predominó durante tanto tiempo. Se sirven los mejores vinos finos acompañando una selecta gama de chacinas de la Sierra Norte de Huelva; y suena el flamenco. En vivo, los martes, con entrada libre; cualquier otro día hay posibilidad de audiciones para grupos reducidos previa reserva en el escenario de sus habitaciones privadas, que una vez vieron y oyeron el mejor cante y vivieron el sexo más jondo de los madriles.
Cardamomo. Echegaray, 15. Los Gabrieles. Echegaray, 17. Precios: copas, 5,8 euros; cervezas, 3,3 euros; refrescos, 2,5.
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