Bancaixa limita su política cultural propia para financiar la del Consell
La Fundación incrementa sus aportaciones a la Generalitat
La Fundación Bancaixa ha perdido visibilidad en la vida cultural valenciana al transformar paulatinamente su línea de actuación propia en una política de colaboración, fundamentalmente con la Generalitat, que se traduce en un fuerte incremento de las aportaciones financieras a la política institucional. La sede de la Fundación Bancaixa en Valencia ha dejado de ser el foco cultural de hace unos años.
Las actividades musicales, teatrales y cinematográficas han quedado desterradas desde hace tiempo de la céntrica sala de la Fundación Bancaixa en Valencia. Tan sólo la cesión de algunas salas al festival Cinema Jove guarda un vínculo con esa línea de actuación que se caracterizaba en gran medida por su calidad y por la posibilidad de conocer algunas manifestaciones culturales que no encontraban cabida en otros espacios púiblicos y privados.
Los tiempos han cambiado y la actualización del plan estratégico de la entidad financiera para su Obra Social marcó hace tres años una reorientación que privilegiaba el área de servicios sociales e incorporaba una nueva línea de actuación, la Sociedad de la Información. En una encuesta realizada entonces se apuntaba, no obstante, que las actividaes culturales y artísticas de Bancaixa eran las que contaban con mayor grado de conocimiento entre los ciudadanos.
Desde entonces las actividades culturales y artísticas de Bancaixa han ido perdiendo visibilidad en beneficio de un apoyo financiera cada vez más decidido a la política cultural de la Generalitat, hasta el punto de convertirse en sostén de la misma a através de convenios, lo que abona el terreno de la discusión sobre el papel instrumental que desempeña la institución financiera con respecto al Consell.
En total, la Fundación Bancaixa destinará este año alrededor del 30% de su presupuesto superior a los 27 millones de euros a líneas de colaboración institucional. La Fundación de la Solidaridad y el Voluntariado, promovida por el consejero de Bienestar Social, Rafael Blasco, recibe un gran parte del pasatel de las colaboraciones.
El pasado 23 de abril, Bancaixa envió un comunicado en el que se recogía que se habían firmado dos nuevos convenios con la Consejería de Cultura, en virtud de los cuales se aportaban 601.015 euros (100 millones de pesetas) para el patrocinio del Encuentro Mundial de las Artes, que se celebrará a finales de este año, y de ocho exposiciones promovidas por el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana, dirigido por la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar. Otro de los proyectos de impacto mediático promovidos por Ciscar, la Bienal de Valencia, recibió el pasado año alrededor de 75 millones de la Fundación. En el mismo comunicado se refleja la subvención de 751.265 euros destinada a la programación del Palau de la Música, con el que mantiene un antiguo convenio.
Al mismo tiempo, Bancaixa ha incrementado considerablemente la aportación financiera para patrocinar exposiciones del IVAM. El convenio para este año se eleva a un total de 570.963 euros para tres exposiciones, un taller dídáctico y publicidad. Este aumento en la colaboración entre ambas instituciones ha repercutido en la programación artística de la Fundación Bancaixa con una reducción de las exposiciones de producción propia.
Acusación de persecución
En la Fundació de la Solidaritat i el Voluntariat de la Comunitat Valenciana, promovida por la Fundación Bancaixa y la Consejería de Bienestar Social, se ha enrarecido el ambiente por la denuncia de una empleada de que hay una persecución supuestamente orquestada por la gerencia. La denuncia, fechada el pasado marzo, ha llegado hasta los patronos de la Fundació y los dirigentes de la Fundación Bancaixa. El motivo de la persecución, de acuerdo con la versión que ofrece el mencionado escrito, obedece al intento de evitar cualquier supuesta disensión dentro de la entidad utilizando para ello incluso el despido. La denuncia incide en los métodos utilizados contra los trabajadores considerados no adeptos a la dirección.
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