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Reportaje:

Diccionario de la Feria de Abril

La XXXI edición de la feria cerró ayer sus puertas en los escenarios del Fòrum 2004

La Feria de Abril catalana, que ayer cerró sus puertas, empieza a parecerse a un plato del Bulli. Es un elemento barroco, plurisignificante, elaborado con muchos ingredientes y que no tiene el sabor que, por el título, se le presupone. Incluso, glups, es posible que su presupuesto también se vaya acercando al de un plato Bulli. Lo que aquí sigue es un pequeño glosario para deconstruir la feria. Quizá, por otra parte, los glosarios son la única manera de orientarse ante un objeto Bulli, en cuyo nombre, pongamos, aparece la partícula almeja, y donde uno no acaba de dar con ella.

- Ajuntament. Este año es la XXXI ocasión en la que se realiza la feria. Y la segunda que se hace en Barcelona, en los escenarios del futuro Fòrum 2004. La colaboración y el apoyo del Ajuntament ha ayudado a la feria a alejarse de sus primeras realizaciones, que consistían en levantar recintos cutres, que tal vez ilustraban la posibilidad futura de guetos cutres y marginales. La presencia del Ajuntament se ha hecho perceptible en la ordenación del territorio, en la campaña prorreciclado de residuos y en los publirreportajes sobre el Fòrum 2004 que llenaban el Diari de la Fira, de distribución gratuita, donde fluctúa la información sobre la feria y la publicidad y la información institucional modulada por el Ajuntament y por la Generalitat, que ilustra también una forma de hacer política. Y de canalizar un fenómeno, la feria, que en todos estos años podría haber acabado en otra lectura.

Miles de López han desprovisto a la feria de propuestas lingüísticas excluyentes

- Bandera. El volumen de banderas se ha visto reducido este año. La bandera llenapistas ha sido la catalana, seguida por medio cuerpo por la andaluza. Pocas banderas españolas. Uno nunca acaba de saber si esa relación extraña con los símbolos es una cosa catalana. O española. Este país / estos países son un lío. Socorro.

- Caseta. El gol, dice Valdano, es la esencia del fútbol. La caseta es el gol de la feria. En todo caso, hace mucho ruido. Y dibuja las diferencias de esta feria con otras ferias andaluzas. Las casetas son de entrada libre y disponen de una lista de precios obligatoria -lo contrario que en Sevilla-, y pertenecen a asociaciones y partidos -como en Málaga-. Otra originalidad de la catalonian caseta es que tiene una función. Sirva para lo que sirva, sirve además para recaudar el grueso de los fondos con los que las asociaciones andaluzas que la montan viven el resto del año.

- López Picó. Poeta catalán, de la rama de los López. No hay poetas López en otras lenguas peninsulares. Sabino de Arana dedica unas líneas a este poeta, para explicar la ausencia de poetas y jugadores de jai-alai en Euskadi que se apelliden López. López Picó, como otros poetas de su generación, estuvo obsesionado por depurar y dominar la naturaleza y los sentimientos. Es posible que lo que hizo López en su obra -matar la bestia-, es lo que colectivamente están haciendo en esta feria miles de López, que en XXXI ediciones la han desprovisto de elementos reivindicativos, propuestas lingüísticas excluyentes e identidades rampantes, y la han convertido en una fiesta lúdica de Barcelona.

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- Político. Los políticos van a la feria a hacerle lo que López a la naturaleza y a darle el callo al asunto. Este año han acudido varias subcategorías de políticos. El político municipalista del área de Barcelona, un área epistemológicamente más grande cada día: Pere Bufí, alcalde dimisionario de Santa Perpètua de la Moguda; Maite Arqué, alcaldesa de Badalona; Jordi Valls, de Manresa. El político andaluz, un tanto desorientado. En Andalucía, en las ferias, el político va a ejercer el poder. El Cataluña, va a la feria a ejercer la comunicación, algo más barroco que el poder -Teofila Martínez, alcaldesa de Cádiz; Pedro Martínez, de Huelva; Francisco Zamudio, de Isla Cristina-. Consejeros de la Generalitat. Han venido tantos que estos días todo el mundo estaría haciendo pajaritas de papel en la Gene -Irene Rigau, consejera de Bienestar Social; Josep Grau, de Agricultura, Ramadería y Pesca; Felip Puig, de Política Territorial; Jordi Vilajoana, de Cultura; Ramón Espadaler, de Medio Ambiente. Y el político haciendo horas extras -Alberto Fernández, Pere Macias, José Montilla, Maragall, Duran Lleida, el alcalde Clos, Artur Mas-. Entre ellos ha brillando con luz propia a) Josep Piqué, que se presentó en bambas moda padel, y posó ante una de las escasas banderas españolas. b) Josep Maria Sala, que, uno lo diría, sólo abandonó la feria para ir al lavabo. Y c) Pujol, que, fiel a su promesa -nunca va por la feria en año electoral-, se presentó sin avisar y saludó a todo el mundo.

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