Los secretos de la criptografía
Criptonomicón es la prueba de que las matématicas también pueden generar historias raras o excitantes. Este libro, escrito por uno de los autores de culto entre hackers y aficionados a la ciencia ficción, se publica en España en forma de trilogía, y su primer tomo (El Código Enigma) está ya en las librerías. Se trata de una obra inmensa, tanto en longitud (tiene unas mil páginas en su edición original) como en ambición. Neal Stephenson es uno de los escritores más reconocidos del llamado ciberpunk, y esta trilogía es tan nombrada y reconocida entre los enamorados de la tecnología que hay quien la ha comparado con El señor de los anillos. Ésta es una patada en el estómago para cualquier buen aficionado a la literatura, porque Criptonomicón es un libro interesante y hasta sorprendente, pero excesivo en su extensión, aburrido a ratos y cuyos personajes de ficción carecen de personalidad y atractivo.
Criptonomicón I. El Código Enigma
Neal Stephenson Nova (Ediciones B) ISBN 84-666-0621-1
Este primer libro de la obra mezcla historias reales con otras de ficción, y las primeras son bastante más interesantes que las segundas, sobre todo para los neófitos en tecnología. La narración enlaza la historia de Lawrence Pritchard Waterhouse, brillante matemático estadounidense del periodo de entreguerras, con la de su nieto Randy, hacker experto en criptografía -'arte de escribir con clave secreta o de un modo enigmático', según la definición de la Real Academia Española-.
El abuelo Waterhouse colabora con el equipo aliado que, durante la Segunda Guerra Mundial, trata de descifrar los códigos secretos de la Alemania nazi, una historia apasionante en la que Stephenson incluye personajes reales, como el brillante matemático inglés Alan Mathison Turing, considerado por muchos como el padre de la inteligencia artificial. Turing comandó un equipo de científicos que, encerrados en una enorme mansión de Betchley Park (Inglaterra), buscó la manera de descifrar los códigos binarios de la máquina nazi Enigma, constituyendo así, y desde el punto de vista más estricto, el primer grupo de piratas informáticos de la historia.
La historia de Randy Waterhouse establece evidentes paralelismos con la de su abuelo; también es un brillante conocedor de los secretos de la criptografía, y estos conocimientos deben someterse también a ciertas reglas de funcionamiento: los intereses aliados de la Segunda Guerra Mundial, en el caso del abuelo, y los económicos y financieros, en el caso del nieto.
La obra es original y atrevida, aunque a veces excesivamente minuciosa en los detalles, lo que la convierte en algo pesada. Stephenson es uno de los articulistas más brillantes del periodismo tecnológico; su artículo sobre la historia y futuro de los sistemas operativos, In the beginning... Was the command line (disponible en http://www.cryptonomicon.com/beginning.html), está considerado uno de los mejores que se han escrito nunca sobre este tema. Pero Criptonomicón, excesivo y agobiante, gusta y disgusta a partes iguales, aunque tiene la virtud de no dejar frío a nadie. Entre quienes lo han leído hay quien lo considera una obra maestra, y hay quien cree, también, que es un tostón pretencioso e insoportable.
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