Un cargo de ida y vuelta
Borja Adsuara va a ser nombrado director general para el Desarrollo de la Sociedad de la Información, el mismo cargo del que fue destituido hace 15 días por el mismo Consejo de Ministros que le va a nombrar, previsiblemente, el próximo viernes. Es el mismo cargo, también, para el que fue previamente designado en mayo de 2000. Este complejo laberinto de nombramientos y destituciones del responsable del desarrollo de la sociedad de la información es producto de una sentencia del Tribunal Supremo que ha criticado la deficiente información con la que la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, ha justificado este nombramieno. Y es que Adsuara no es funcionario, como deben serlo todos los directores y subdirectores generales de la Administración, a no ser que se justifique la excepcionalidad del cargo o de la persona designada. Y éste no es el caso, según el Supremo.
Adsuara, nacido en 1964, ha pasado por diversos puestos en la Administración del Partido Popular (PP). Vinculado a FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), el think tank de donde han salido algunos de los más significativos nuevos valores del PP, Adsuara ha sido asesor parlamentario de Cultura del PP durante dos legislaturas. Antes de su nombramiento era director de gabinete de Miguel Ángel Cortés, entonces secretario de Estado de Cultura y al que le une una gran amistad.
El curriculum no impresionó, sin embargo, a los técnicos informáticos de ASTIC (Asociación Profesional del Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información). Cuando Borja Adsuara fue nombrado director general para el Desarrollo de la Sociedad de la Información, el 2 de junio de 2000, los 400 funcionarios asociados en este organismo recurrieron el nombramiento ante el Supremo porque consideraron que el cargo podría haber sido ocupado por un funcionario como ellos, tal y como dice la ley. En su sentencia del pasado 21 de marzo, el alto tribunal explicaba que los directores generales deben ser funcionarios para garantizar 'la objetividad en el servicio a los intereses generales' y que en este caso no se dan 'razones válidas que justifiquen la excepción de esta regla'.
La reacción de la ministra Birulés a este varapalo es despedir y volver a nombrar, con más información, a Adsuara, reconocido como un buen político, pero con escasos conocimientos técnicos. Esta semana en que Adsuara ha vivido en el limbo de la Administración, la página web del ministerio, sin embargo, le ha mantenido en su puesto.
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