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Reportaje:TEATRO

Koltès y las dos orillas

Javier Vallejo

Hay autores que aparecen casi de improviso, refulgen como un cometa, y son segados por la guadaña cuando parece que están a punto de dar lo mejor de sí. Bernard-Marie Koltès (1948-1989) escribió siete obras de aliento trágico, absolutamente originales, y otras que él consideró secundarias. Apenas habrían trascendido si Patrice Chéreau no hubiera puesto la mano en el fuego por él, y montado las principales. Fue como tirar una piedra justo en el centro del estanque: la onda expansiva animó a otros directores de parecida talla, desde Peter Stein hasta Lluís Pasqual, a poner en escena a Koltès en el resto de Europa. En España quien primero lo hizo fue Carme Portaceli (a quien el autor regaló los derechos de Combate de negro y de perros), que el 8 de mayo estrena en el Mercat de les Flors, de Barcelona, Sallinger, una de sus piezas menos conocidas. 'Cuenta la historia de un joven norteamericano, que vuelve de la guerra de Corea, se casa, se va con su mujer a Florida y se pega un tiro', explica la directora. 'Está inspirada en la familia del escritor Jerome David Salinger, que era terrible -todos los hermanos fueron niños prodigio-, y en los personajes de sus obras narrativas El guardián entre el centeno, Franny and Zooey y Seymour: una introducción. A través de ellos ofrece una visión desoladora de Estados Unidos'.

La obra comienza cuando Carole (Lluïsa Castell), mujer del suicida (David Bagès), salta la tapia del cementerio donde ha sido enterrado para, sobre su tumba, jurar que se vengará de los hermanos y de los padres de él, pues los considera culpables de que se haya quitado la vida: 'De entre las grandes obras de Koltès, ésta es la menos conocida y la primera que escribió. Es bellísima, enormemente poética y, sin embargo, llama al pan, pan, y al vino, vino. Muestra cómo las guerras acaban alcanzando a todo el mundo, incluso a quienes creen estar lejos y a salvo'.

Koltès escribió Sallinger en 1977, por encargo del director Bruno Boeglin, quien la puso en escena año y medio después. Es la única de sus obras mayores que hasta ahora no se había estrenado comercialmente en España. Sin duda su autor estaba fascinado por la inquietante personalidad que el escritor norteamericano proyecta a través de Holden Caulfield, el narrador de El guardián entre el centeno, de otros personajes de esta novela y de los niños de la familia Glass, protagonistas de algunas de sus narraciones, que aquí aparecen profundamente reelaborados y con nombres diferentes. Para poner en pie una obra tan exigente, con escasa acción y salpicada de extensos monólogos, Portaceli ha echado mano de un equipo de actores cómplice que, con las lógicas variaciones, viene trabajando con ella en montajes como Mein Kampf, Ball Trampa' y Per menjar-se ànima: David Bagès, Lluïsa Castell, Àngel Llàcer, Isabel Rocatti, Gabriela Flores, Laura Jou y Marc Rodríguez.

Es pura casualidad, pero el 16 de mayo, en el teatro Liceo, de Salamanca (y después en Pamplona y Barcelona), Sergi Belbel pone en pie Muelle Oeste, una de las piezas más difíciles de Koltès. 'Tiene esa fama porque Chéreau la estrenó con poca fortuna: se centró demasiado en crear ese ambiente portuario, oscuro e inquietante que describe el autor, y descuidó el trabajo de los intérpretes, que aquí es primordial', explica Belbel. 'Está a mitad de camino entre sus obras más intuitivas y el estilo depurado, radical, de En la soledad de los campos de algodón. Se desarrolla en un hangar habitado por inmigrantes suramericanos que querrían llegar a la otra orilla del río, pero no encuentran modo. A ese sitio tan apartado llega un alto ejecutivo, que está enredado en delitos fiscales, decidido a quitarse la vida'.

La relación del director ca

talán con el teatro de Koltès viene de lejos: 'En los ochenta vi alguno de los montajes que hizo Chéreau, y luego traduje cuatro de sus obras al catalán y al castellano'. Pero ésta es la primera que pone en escena: 'Mi montaje es muy simple. Como es imposible recrear un hangar en un escenario de 64 metros cuadrados, hemos construido un falso techo que se extiende desde la escena hasta la fila 15, para que toda la platea quede envuelta en la acción y el público se sienta como si hubiera entrado de madrugada en el lugar de los hechos'.

Belbel está sumamente contento con el reparto, que encabezan Jordi Boixaderas, Julieta Serrano y Laura Conejero. 'Julieta interpreta a Cécile, una sin techo suramericana (el personaje que hizo María Casares en el montaje original): dice un monólogo que podría haberlo suscrito Mohamed Ata antes de lanzarse contra una de las torres gemelas. Boixaderas es su hijo Charles, el Hamlet de esta función, y Laura, la secretaria del ejecutivo suicida'. Completan el elenco Lluís Soler, Roberto Quintana, Babou Cham, Pau Durà y Mireia Izquierdo.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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