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El Depor deja solo a Irureta

El técnico quiere multar a Djalminha y vincula el incidente con su renovación

Xosé Hermida

Hay prisas en el Deportivo por echar tierra sobre el cabezazo del centrocampista Djalminha a su entrenador, Javier Irureta. Sin esperarlo, el Depor ha visto peligrar su clasificación para la Liga de Campeones a dos jornadas del final de Liga, en las que al cuadro gallego le esperan duros partidos ante Betis y Real Madrid. El temor a que se enturbie el vestuario en el momento culminante de la temporada, con un club que necesita imperiosamente el primer torneo europeo para mantener su equilibrismo financiero, pesa más que el afán de castigar a Djalminha por su actitud violenta contra el entrenador. El consejo de administración ha optado por lavarse las manos y traspasar toda la responsabilidad a Irureta. El técnico elevará un informe al club para pedir una sanción económica y deja caer que este incidente puede afectar a la renovación de su contrato.

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La única intervención del club desde el pasado miércoles, cuando el jugador brasileño propinó un leve cabezazo a Irureta tras una bronca por un penalti señalado en un partidillo de entrenamiento, ha sido para subrayar que es al técnico a quien compete la solución de los problemas del vestuario. Ni una palabra más. Uno de los miembros del consejo de administración, Luis Sánchez Doporto, acudió ayer al entrenamiento, charló brevemente con el preparador y se fue sin hacer declaraciones. No es la primera vez que Djalminha comete actos de indisciplina y se rebela contra Irureta, pero el propio futbolista se jacta de sus buenas relaciones con el presidente del club, Augusto César Lendoiro, tradicionalmente reacio a castigar a sus jugadores.

'Matizar algunas cosas'

Irureta no quiso revelar si había charlado con Lendoiro del asunto y se limitó a señalar: 'He hablado con quien tenía que hablar'. Eso sí, quiso subrayar que había recibido 'muchísimo apoyo' del consejo de administración. 'El club ha dejado claro que los temas del vestuario me corresponden a mí', aseguró. El díscolo carácter de Djalminha ha sido uno de los grandes quebraderos de cabeza para el técnico vasco en las cuatro temporadas que lleva en A Coruña. El último incidente le puede haber brindado la ocasión de zanjar ese permanente conflicto vinculándolo a las negociaciones para renovar su contrato con el club, que termina el 30 de junio y cuya prolongación le ha ofrecido Lendoiro. En declaraciones a Radio Nacional, Irureta admitió que para continuar en el Deportivo tendrá que 'matizar algunas cosas', entre las que incluyó la actitud del brasileño. Preguntado si está dispuesto a plantear Lendoiro su incompatibilidad con Djalminha, cuyo contrato no expira hasta 2005, el técnico insistió: 'Ya digo que tenemos que hablar de varias cosas, entre ellas ésa'.

Antes de insinuar ese aparente desafío, Irureta había vuelto a quitar hierro al incidente: 'Yo no me sentí agredido, en todo caso fue un intento de agresión. Los medios le han dado una importancia que no tiene. Estas cosas se resuelven dentro del vestuario'. El entrenador cree que se trata de un episodio de indisciplina cuyo castigo adecuado es una sanción económica, que él mismo propondrá al consejo de administración.

Djalminha se encontró en el entrenamiento de ayer con un ambiente menos hostil que el pasado miércoles, cuando algunos aficionados trataron de agredirle. Incluso tuvo el apoyo de un pequeño grupo que se dedicó a jalearle mientras se hacían ejercicios de disparo a puerta. Otros aficionados descargaron su ira contra los periodistas, acusados de magnificar los hechos. Djalminha cumplió sin problemas la jornada de penitencia. Pidió perdón, primero en el vestuario y luego públicamente, en presencia de la prensa. Eso sí, evitó citar al entrenador. 'Me he disculpado ante toda la plantilla y ahora lo hago ante todos los aficionados', dijo a los periodistas. 'No es bueno que pasen estas cosas. Suceden cuando uno está caliente, pero no volverá ocurrir y ya está solucionado'. El capitán Fran lo ratificó en nombre de la plantilla: 'Hemos hablado en el vestuario y todo está arreglado'.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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