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Reportaje:

La noche del Gran Karaoke en Vista Alegre

Alrededor de 12.000 espectadores se rinden a los pies de los telehéroes musicales de 'Operación Triunfo' en Madrid

Tendrán que pasar muchos, muchos años hasta que la capital vuelva a vivir un cúmulo de emociones similares a las que los protagonistas del programa de TVE Operación Triunfo hicieron disfrutar a una legión de seguidores entregados a Rosa, Bisbal, Chenoa, Bustamante y demás personajes catódicos, dotados de -enorme- chorro de voz y del deseo de abrirse camino en el mundo de la música a toda costa. Fue una noche de ídolos de masas y de masas enfervorizadas por sus ídolos; una noche en la que la plaza de toros de Vista Alegre se tornó en un gigantesco plató de televisión, en el que unas 12.000 personas revivieron el rito de éxito que cada lunes entró en un sinfín de hogares a la búsqueda de un motivo de excitación común que no fuera el fútbol. Fue la noche del Gran Karaoke.

El delirio llegó cuando Rosa, en plan capitana del equipo, se lanzó a cantar Europe's living a celebration

Desde las cinco y pico de la tarde, público de todos los pelajes imaginables -aunque predominara el look voy-de-normal y hubiese mayoría de féminas- se arremolinaba en las afueras del recinto donde se iba a celebrar el concierto, ante la atenta mirada de las policías municipales, que ponían cara de '¡la que se va a montar aquí!'. Certero análisis, ya que una hora antes del inicio de la actuación las colas de público eran antológicas. Muchos de los asistentes se habían pintado en la cara los nombres de sus cantantes favoritos y abundaban las camisetas serigrafiadas con las caras de Manu Tenorio, Verónica, Naim... Los chicos, en fin, que es imposible acordarse de todos. Juan, el madrileño e hijo de empresario que cedió a los demás generosamente parte de los derechos de Mi música es tu voz -un hacha para los negocios- tal vez por ser de Madrid, era uno de los que más sonreía desde los adolescentes torsos.

El pistoletazo de entrada fue como los del principio de las rebajas, con chorros de público subiendo y bajando las escaleras en pos de la propia localidad. Al pie del escenario comenzaron a colocarse -amontonarse sería más apropia-do- las jóvenes más osadas. También podía uno acercarse al puesto a participar en la orgía de mercadotecnia que sigue como una estela a este dream team de la música fácil; así se podía hacer uno con una bonita gorra por 12 euros; una camiseta, por 15; una tacita con la efigie de alguno de ellos, por siete. Lo que más se vendía eran fotos, a tres euros la sonrisa impresa.

Llegó por fin la hora de la verdad y la cohetería y el rugido de una audiencia en éxtasis que consumía hasta el último centímetro de espacio, marcaron el principio del cataclismo. Primero las chicas atacando en pandilla el Voulez-vous coucher avec moi? y luego ellos con un Corazón espinado, como de gimnasio masculino volvieron locos a los predispuestos miembros del respetable. En el ínterin, dos horas y media de canciones, trufadas unas detrás de las otras a ritmo de Especial Fin de Año; enhebradas para ser cantadas por uno o por dos o hasta por tres intérpretes; reducidas a su mínima expresión para no cansar al oyente y, de paso, que no se les vea el plumero a los neófitos intérpretes. Cuarenta canciones del tirón, de autores o intérpretes del calibre de Alejandro Sanz, Elton John, Caetano Veloso, Rosana, Tina Turner, Santana... A nadie parecían respetar estos neodioses de la fama televisiva. En un momento dado se lanzaron todos a interpretar los temas de sus respectivos elepés en solitario, instantes en los que la intensidad en la respuesta del público bajó notablemente, como dando a entender que a sus chicos les prefieren haciendo versiones. Sin embargo, otro espléndido momento de la velada fue el meddley Eurovisión, en el que parecía que, de repente, el megaprograma de televisión en el que todos estaban envueltos iba a tornarse en blanco y negro. ¡Qué exaltada pasión con el La, la, la, el Vivo cantando, el Canta y sé feliz, el Eres tú...! A causa de la magia que desplegaba este espacio televisivo-cantoral, se palpaba en el ambiente que volvía lo más señalado de los años setenta... en música, se entiende.

El momento que hizo vibrar, no sólo las aletas nasales de Bisbal, sino el vello de los brazos de los asistentes fue cuando Rosa, en plan capitana del equipo, se lanzó a ese prodigio de tecno-chochismo que es Europe's living a celebration, con el que todos -¡España, España...!- concursan en Eurovisión. Después el Mi música es tu voz para dotar al final de ese toque Disney y todos a casa, guardando el recuerdo de tantos sonidos que, pese a los vatios del equipo, eran bien difíciles de apreciar entre tanto griterío. Daba la sensación de que lo único que te faltaba en el concierto era el mando a distancia para poder subir y bajar el volumen a voluntad.

Agotados de tanto éxito

El comentario general entre los organizadores del concierto fue que los protagonistas del más famoso programa de la televisión actual estaban agotados. Un cansancio propio del trajín de las innumerables actuaciones que están ofreciendo en su extenuante gira y de los lanzamientos de los elepés en solitario de cada uno de ellos.

Sea como fuere, el interés por parte de los medios de comunicación acerca de las carrerras y las vidas de estos cantantes sigue sin remitir un ápice, dando lugar a circunstancias realmente curiosas.

Por ejemplo, y según cuenta Nacho, un miembro de la organización de la gira, al llegar de Barcelona a Madrid, el grupo de intérpretes coincidió en el aeropuerto de Barajas con el equipo de fútbol -o con parte del séquito de éste- del Barcelona, que juega hoy contra el Real Madrid la vuelta de la semifinal de la Copa de Europa. El encargado de comunicación del aeropuerto avisó por megafonía de que, para facilitar las cosas, los periodistas que venían siguiendo la gira de los cantantes de Operación Triunfo se pusieran, por ejemplo, a la derecha y los que venían a cubrir la llegada de los jugadores del Barça lo hicieran a la izquierda. La proporción de medios de comunicación era de 80 a 20... a favor del programa musical, claro está. Pero mientras ellos se agotan y triunfan en Madrid, otros miembros de la organización se encuentran ya trabajando en Valencia, donde se presentarán nada menos que tres galas seguidas: jueves, viernes y sábado. Esto les vendrá estupendo al resto de los grupos y cantantes españoles, que van a afrontar esta temporada de conciertos bien descansados.

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