Seres irreales y fantasmas
Estamos cercados por lo irreal. Lo inexistente tiene más peso en nuestras vidas que lo cierto. No hay más que observar las caras de nuestros compañeros de autobús por la mañana para advertir que están fantaseando con que atracan un banco o escriben un best seller o se comen una langosta a la plancha junto al mar. Sin embargo, en la vida cotidiana no se habla de lo irreal, como si censuráramos las fantasías en el momento mismo de tenerlas. Así que se nos ocurrió pedir a los oyentes que escribieran sobre seres irreales en la convicción de que la mayoría de la gente se relaciona más con sus fantasmas que con sus cuñados. La audiencia se adhirió a nuestra propuesta con entusiasmo. Curiosamente, casi todos los relatos despedían un halo de pesadumbre, como si no pudiera haber fantasmas alegres. Quizá no los haya, pero tampoco las personas reales son unas castañuelas, para qué vamos a engañarnos.
Hemos seleccionado Sigue allí, de Nuria del Campo, porque es verdad que a veces, al estirar las piernas en el interior de las sábanas, uno tropieza con otro cuerpo colocado en espejo respecto al suyo. El eco de un grito, de
M. Aguilar, no está bien resuelto, pero plantea de forma atractiva el tema del canibalismo intrauterino. Cartas, de Enrique López Adán, es un texto misterioso, que deja al lector muy preocupado, aunque en apariencia no ocurra nada, excepto que el fantasma de fuera -la voz de la radio- evoca al que llevamos dentro. La madre inexistente, de María Dolores Fernández, nos conmovió por su calidad de real, quizá lo sea. Hemos seleccionado también Nazco, luego existo, de Román Galera, por las profundas convicciones de su autor, más que por su valor literario, y Cruce de caminos, de Javier Iglesias, porque tenemos predilección por los relatos que no entendemos. Allá van.
PD. Correo ordinario. Cadena SER (a la atención de Juan José Millás). Gran Vía, 32. 28013 Madrid. Internet. www.cadenaser.com. Una vez dentro de la página web hay que pinchar La ventana y, en La ventana, La ventana de Millás.
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