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Reportaje:

Acoso sexual a las candidatas

Dos holandesas denuncian su marginación en el partido del ultra Pim Fortuyn

Isabel Ferrer

El bautismo político de Irena Pantelic, Miss Holanda 2001, y su amiga Antonia Viljac no ha podido ser más accidentado. Incluidas en la lista electoral del partido de Pim Fortuyn, el candidato populista de ultraderecha a la jefatura del Gobierno holandés, han visto quebrarse su sueño de convertirse en diputadas en las elecciones del 15 de mayo por culpa de un episodio de acoso sexual. Según ellas, que han decidido exponer su queja en público al no haber recibido una respuesta satisfactoria de sus superiores, Hans Smolders, aspirante también a un escaño, intentó propasarse con Antonia. Al ser rechazado, decidió castigarlas a ambas. Su supuesta víctima fue borrada sin contemplaciones de la papeleta electoral. En cuanto a Irena, acabó en uno de los puestos de cola sin posibilidades de obtener un puesto en el Parlamento.

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El trío protagonista del 'molesto incidente, en el que todos lo niegan todo', en palabras del propio Fortuyn, no pudo empezar mejor su relación profesional. Las dos candidatas desairadas colaboraban como voluntarias en las oficinas de Lista Pim Fortuyn, nombre del partido político que, según las encuestas, podría sacar dentro de tres semanas hasta 25 escaños en un Parlamento de 150.

Al estar todavía vigente su contrato como Miss Holanda, Irena Pantelic, estudiante de Turismo de 20 años, evitó las apariciones públicas. Los organizadores del concurso le desearon suerte, pero no querían dar la sensación de que apoyaban a un grupo político. Fortuyn es además un fenómeno en Holanda, alardea de su homosexualidad, califica sin rubor al islam de cultura retrógrada, quiere reducir de un plumazo la inmigración y promete mano dura y orden.

De 28 años y a punto de licenciarse en Medicina, Antonia Viljac desempeñaba labores administrativas desde que cayera en la cuenta, hace poco menos de un año, de que éste era el partido que mejor reflejaba sus aspiraciones. Todo parecía marchar a la perfección hasta que Hans Smolders, un antiguo jugador de jockey que ocupa el puesto 16 en la lista electoral, les anunció su intención de incluirlas también a ambas.

Sin más ceremonia, Viljac vio cómo su nombre aparecía en el puesto 33, y el de su amiga, en el 35. La emoción de rozar siquiera un escaño parlamentario en un país poco acostumbrado hasta ahora a los sobresaltos políticos duró poco. Según la versión de Viljac, su colega Smolders empezó a insinuarse y hasta la llamó tres veces en una misma noche. Cuando vio rechazada una invitación para cenar la situación cambió. 'Se convirtió en mi enemigo de golpe, grababa mis conversaciones telefónicas en la oficina y me amenazó con denunciarme a la policía', asegura la joven. Una madrugada, la rabia ante la audacia de su todavía colega se transformó en miedo y ella decidió refugiarse en casa de su madre. 'El pasado 26 de marzo mi teléfono móvil sonó a las dos de la mañana. Era él y me dijo que iba a ocurrir un accidente, que lo tenía todo arreglado y yo era una inútil'.

Como el mensaje llegó un viernes, Viljac pasó el fin de semana con su familia para mayor seguridad. De regreso al trabajo, Smolders negó haberla amenazado, pero el portátil de la joven había registrado su llamada. Una prueba irrefutable para Cor Eberhard, número 13 de la papeleta electoral, que se ha puesto de parte de las jóvenes. Su decisión le ha costado el abandono forzoso de la sede del partido hasta las elecciones después de un enfrentamiento con Smolders, invitado asimismo a desaparecer hasta el 15 de mayo. 'Este embrollo se ha convertido en una cuestión de honor para nosotras ', han lamentado las jóvenes, desaparecidas a su vez del cuartel general de Lista Fortuyn. 'Había mejores aspirantes y hemos rehecho la lista, nada más', han explicado fuentes de la directiva, que consideran una tontería lo ocurrido. Más preocupados parecen ante la posibilidad de que, en el frenesí de la recogida de firmas para formalizar las candidaturas, aparezca una veintena de nombres notorios de la errática extrema derecha nacional.

Para Pim Fortuyn, todo es una maniobra para desprestigiarle cuando mejor le va en los sondeos electorales. Fortuyn es la bestia negra de los 800.000 musulmanes de ascendencia turca y marroquí residentes en los Países Bajos, pero, como él mismo dice, no tiene nada que perder y acude a los comicios con una temeridad que sus rivales no saben aún cómo contener.

Irena Pantelic (izquierda) y Antonia Viljac, las candidatas marginadas.
Irena Pantelic (izquierda) y Antonia Viljac, las candidatas marginadas.RIEN ZILVOD

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