Confusión
La jornada de ayer fue un modelo de confusión, pues los acontecimientos permitieron a los inversores evaluar, uno a uno, muchos de los problemas latentes.
En primer lugar hubo que hacer frente a un retroceso del índice de confianza empresarial en Alemania, algo que no sucedía desde cinco meses atrás y que pone en solfa la confianza de las instituciones en la recuperación, aunque sea poca y lenta.
Los peores momentos llegaron de la mano de dos materias primas muy sensibles a las crisis, el oro y el petróleo, que parecían apuntar hacia la existencia de problemas a escala internacional. El precio de la onza de oro subió el 1,39%, hasta alcanzar los 309,10 dólares, y el barril de petróleo llegaba a 26,25 dólares, con una subida del 1,90%.
Al no detectarse ningún problema nuevo en el horizonte, las aguas volvieron a sus cauces en los mercados de valores, pero el precio del oro, uno de los valores refugio por excelencia, ya ha subido el 10,6% en las dos últimas semanas.
El Ibex 35 cedió el 1,85%, y el Índice General de Madrid, el 1,59%, pérdidas similares a las de otras plazas europeas, ya que París bajó el 1,59% y Francfort caía el 2% poco antes del cierre. Londres bajó el 0,40% y la Bolsa de Nueva York pugnaba por mantener el nivel de los 10.000 puntos en su índice Dow Jones después de conocer la caída del 8,3% en la venta de viviendas usadas en el mes de marzo.
Al margen de los acontecimientos externos, el mercado español volvió a sufrir por la situación argentina, con importantes caídas en todas las sociedades que mantienen un importante nivel de riesgo en aquel país.
La contratación en el Mercado Continuo fue de 2.390,59 millones de euros, con cerca del 30% de esa cifra negociado mediante operaciones institucionales.
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