_
_
_
_
EL 'CASO BBV'

'Crear los fondos me pareció lógico'

La carta que Uriarte escribió a Garzón justifica como compensaciones los millonarios fondos de pensiones que el banco concedió a sus consejeros tras la fusión con Argentaria. A continuación reproducimos el texto íntegro.

Al Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional:

Pedro Luis Uriarte Santamarina, mayor de edad, casado, vecino de Bilbao, con domicilio, a efectos de notificaciones, en Alameda Recalde 4, provisto de documento nacional de identidad ante el Juzgado comparece y dice:

Que presenta este escrito al objeto de que se proceda a la unión del mismo a las diligencias previas número 161/00-D tramitadas por el Juzgado Central de Instrucción número 5, conocidas por el caso de las cuentas opacas BBVA.

Más información
Uriarte trata de salvar la versión de Ybarra sobre los fondos de pensiones

El objeto de este escrito es el de clarificar al juzgado, voluntariamente, la intervención del suscrito en el tema de los fondos de pensiones de los consejeros y otras personas del BBVA, sin perjuicio de aclarar o ampliar al juzgador cualquier otro extremo que estime necesario, si fuese requerido para ello.

En el mes de marzo del año 2000, el copresidente de BBVA, don Emilio Ybarra, me manifestó que el banco me iba a reconocer una serie de derechos, como consecuencia de la sensible pérdida de retribuciones que la fusión había originado al colectivo de consejeros provenientes de BBV, al situar las retribuciones de los miembros del consejo de administración del BBVA en un nivel intermedio entre las que percibían los consejeros de origen Argentaria y los de origen BBV.

La decisión que se me comunicó me pareció lógica, porque conocía que se había creado una situación muy incómoda entre los consejeros de origen BBV, dadas las características del acuerdo de fusión firmado y el hecho de que el Banco había resuelto satisfactoriamente la situación profesional y salarial del equipo ejecutivo de origen BBV, no así las de sus consejeros. Asumí, por tanto, que estas cantidades serían incluidas en la memoria del ejercicio y aprobadas por la Junta General Ordinaria de Accionistas, a celebrar en los primeros meses del año 2001, lo cual no ocurrió porque la operación fue cancelada antes de esa fecha, como explico más adelante.

También me dio a entender el señor Ybarra que esos fondos podían ser reclamados por el banco, en caso necesario, o dedicados a otros fines según las indicaciones del mismo.

El 25 de septiembre del año 2001 asistí a la lectura de una declaración personal del señor Ybarra ante el gobernador del Banco de España y el subgobernador, en la que, entre otras manifestaciones sobre el contenido del informe presentado al Banco de España, unos días antes, por el presidente de la Comisión de Control del Consejo de BBVA, el Señor Ybarra hizo referencia las operaciones que se habían suscrito con AIG.

Situó estas operaciones, cuya responsabilidad asumió personalmente, en el contexto de las fuertes tensiones que se habían originado, desde su inicio en relación con el proceso de la toma de control del Banco mexicano Bancomer. Se trataba de una operación estratégica de suma importancia planteada y negociada desde BBV y en cuyo desarrollo, y feliz término el señor Ybarra tuvo un papel protagonista, asumiendo la dirección de la misma.

A reserva de cuál era la intención última del señor Ybarra en relación con el objetivo final de las cantidades entregadas a personas del consejo de administración, en abril de 2000 se contrata por parte del banco un depósito a mi nombre.

La cantidad incluida en el mismo me es comunicada, verbal y personalmente, en la sede de BBVA, sin que se me señalara cuáles habían sido las referencias tomadas para la realización del cálculo de la misma. Tampoco se me comentaron las cantidades que habían sido asignadas a otras personas.

A principios de mayo del año 2000 recibo en mi despacho oficial del BBVA, situado en Castellana, 81 (Madrid), una carta a mi nombre, con membrete de AIG, confirmándome las condiciones de la operación.

En la noche del día 27 de diciembre del año 2000 conozco, de una forma absolutamente casual y por la confidencia de un ejecutivo del banco, que los dos copresidentes de BBVA habían decidido la repatriación de unos importantes recursos que se mantenían en cuentas opacas en el exterior.

Al día siguiente, pude confirmar, por el comentario de una de las personas que estaba trabajando en ello, que la noticia era cierta.

Solicité con carácter inmediato una entrevista con el copresidente señor Ybarra, para confirmar la información. Un día después, el 29 de diciembre, me entrevisté con él en Bilbao. En la citada entrevista el señor Ybarra me informó que unos fondos situados en el exterior se iban a incorporar a la contabilidad el último día de ese año, por decisión de los dos copresidentes.

Por mi parte le manifesté mi decisión irrevocable de poner a disposición del banco las cantidades contratadas por el Banco con AIG Global Pensions. Confirmé todo ello con una carta manuscrita dirigida a Emilio de Ybarra que redacté tras finalizar la reunión.

El día 2 de enero del año 2001 todavía no había recibido ninguna indicación de cómo cancelar el depósito por parte del banco, lo cual entendí como comprensible, dado los días de vacaciones en las que nos encontrábamos. Por esta razón, y para hacer efectivo, sin más demora mi deseo de devolución y de cancelación inmediata de la operación que se me había otorgado, en esa misma fecha decidí tomar yo mismo la iniciativa y dirigí un e-mail a AIG en el que les solicitaba que me indicasen cuál era procedimiento para cancelar la operación contratada a mi nombre.

El día 4 de enero tuve una reunión con los dos copresidentes, la del despacho semanal habitual, y, tras terminar el mismo, pude confirmar la decisión que me había comentado el señor Ybarra en la entrevista del día 29. Ratifiqué, en presencia de los dos copresidentes, mis manifestaciones al señor Ybarra y el contenido de la carta que le había dirigido, con fecha 29 de diciembre.

Continué realizando, activamente, diversas gestiones voluntarias con la compañía con el objetivo de cancelar la operación, hasta que finalicé las mismas, con fecha 9 de enero del año 2001. Ese día el señor Ybarra indicó por teléfono que paralizase mis actuaciones individuales, porque el banco procedía a realizar las gestiones necesarias para cancelar la operación contratada a mi nombre y a formalizar el reintegro de esa cantidad y sus rendimientos, desde AIG a las arcas de BBVA.

El día 10 de enero del año 2001 entregué a la persona que me indicó el señor Ybarra el documento formal de la compañía de seguros que permitía la cancelación de la operación y el abono de su importe, directamente, a la cuenta del banco que éste señaló.

Finalmente, unas semanas después, se me informó que se había producido el reintegro de la cantidad que en su día se me asignó, junto con los rendimientos acumulados. También se me confirmó que el banco había incluido el conjunto de la cifra dentro del capítulo de 'Cuentas a Cobrar' antes del cierre del ejercio 2000, dando por cancelada entonces la operatoria, al quedar la misma incluida en la contabilidad de dicho año. Se me confirmó, además, que se habían pagado todos los impuestos por parte del banco.

En relación con los hechos anteriores obra en mi poder documentación acreditativa que sustenta la declaración que he hecho anteriormente y que gustosamente pondré a disposición del Juzgado Central de Instrucción nº 5, a su requerimiento.

Suplico al juzgado acuerde la unión del presente escrito a las diligencias anteriormente reseñadas.

Es justicia que pido en Bilbao para Madrid a fecha de 19 de abril de 2002.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_