'No estoy aquí para hacer ganar las elecciones a unos o que las pierdan otros'
Vicenç Villatoro (Terrassa, 1957) es el primer periodista que llega a la dirección de los medios audiovisuales de la Generalitat, y se enorgullece de ello. Barrunta que su nombramiento, producido no hace aún tres semanas, es consecuencia lógica de lo que ha sido su trayectoria profesional: hace 18 años entró en TV-3, donde se responsabilizó de las informaciones de Cultura, dirigió luego el diario Avui, y más tarde fue director general de Promoción Cultural. En resumen: oficio, gestión y diálogo con la industria audiovisual. No quiere hablar del proceso de su nombramiento, efectuado sin el consenso de las fuerzas parlamentarias, pero rechaza de plano las críticas de que su perfil está excesivamente escorado hacia Convergència.
'Todos los gremios consideran que los medios los tratan injustamente'
'El reparto de tiempo en las campañas electorales no favorece el pluralismo'
Pregunta. Usted, como diputado de CiU, estaba entre los parlamentarios que en 1999 decidieron por unanimidad despolitizar los medios de la Generalitat. Dos años y medio después de aquello, ha sido nombrado director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión (CCRTV) sin el amplio consenso acordado. ¿Qué ha pasado para que el panorama haya cambiado tanto?
Respuesta. No lo sé. Y, además, no soy quién para juzgar el proceso de mi incorporación a la CCRTV. Lo que sí quiero decir es que el hecho de ser diputado no prejuzga ninguna actitud. Es erróneo ir levantando muros entre la actividad política y el resto de actividades.
P. Su llegada al cargo ha ido precedida de grandes turbulencias a causa de la dimisión forzada del anterior director general, Miquel Puig, lo que desembocó en una grave crisis en TV-3 y Catalunya Ràdio.
R. Sí, pero personalmente no lo he vivido como una fuente de tensiones. Mi relación personal con el anterior director general era buena. Habíamos llegado a hablar incluso de manera absolutamente informal sobre la posibilidad de incorporarme a algún equipo de trabajo de TV-3. Y, ahora, vino a darme el relevo, me explicó dónde tenía los papeles... En fin, lo que desde fuera se puede percibir como algo dramático yo no lo he vivido como tal. Más bien como una salida, un final bastante suave de la crisis.
P. ¿Por qué ha aceptado un cargo que puede tener una fecha de caducidad tan próxima: las elecciones autonómicas dentro de un año y medio?
R. Todos los trabajos tienen fecha de caducidad. No me preocupa el límite. Veo este encargo como una continuación natural de mi trayectoria. Todo lo que he hecho parece que me haya llevado hasta aquí.
P. ¿CiU lo ha nombrado con el objetivo de que no gane los comicios la izquierda?
R. Mi principal misión es que la CCRTV y sus empresas vayan bien, que sus productos sean interesantes, que sigan con las cuotas de aceptación que tienen y hagan la necesaria renovación para mantenerlas, ya que la pura conservación del modelo no te garantiza la hegemonía. Es verdad que el hecho de que todo esto coincida con un periodo electoral añade alguna dificultad. La principal es la leyenda dentro del mundo político de que el resultado de las elecciones se juega en los medios de comunicación. Una idea que me parece discutible. Que los medios generan opinión pública y son muy importantes, seguro, pero los resultados electorales se disputan en otros lugares, y lo que ha acabado de pasar en Francia lo prueba. Lo que puedo decir es que no estoy aquí para hacer ganar elecciones a unos y que las pierdan otros.
P. Por lo que se ve, ha empezado con mejor pie que Miquel Puig. Al menos, ha podido nombrar el director de Catalunya Ràdio que ha querido.
R. Los términos de la decisión no han sido de enfrentamiento, ni con el Gobierno, ni con el Consejo de Administración. Todas las partes me han reconocido que está en mi cargo la responsabilidad del nombramiento. Estas cosas no pasan en el terreno de juego de las relaciones con el Palau de la Generalitat, sino en otro terreno, el profesional.
P. Pero no negará que tiene muy buenas relaciones con el Departamento de Presidencia.
R. Sí, son muy buenas, y han de serlo. Me gusta tener muy buenas relaciones con todo el mundo, con una única salvedad, que no afecten a las decisiones que creo que tengo que tomar.
P. Usted aspiraba a ser consejero de Cultura después de Joan Maria Pujals, y entonces no lo nombraron. Ahora, en cambio, el Gobierno lo coloca en un puesto comprometido en un momento extremadamente complicado.
R. ¿Cómo se aspira a ser consejero? Uno no se apunta o presenta su candidatura. Lo que pasó es que salió en la prensa que yo podía ser consejero, y luego resultó que no. Reconozco que el hecho de que saliera en los medios me generó una cierta expectativa, pero no me parece que la confección de equipos tenga que hacerse por equilibrios personales. Se nombra a quien se considera más adecuado en cada caso.
P. ¿Son adecuados Joan Oliver y Eugeni Cabanes para dirigir TV-3 y Catalunya Ràdio, respectivamente, aunque tengan a la plantilla en contra?
R. Los dos me parecen activos profesionales. Los juicios que se han hecho son prematuros y, en el caso del director de Catalunya Ràdio, excesivamente prematuro. Para mí, el terreno de juego fundamental es el profesional, donde tenemos que plantearlo todo.
P. ¿Mantendrá a Carles Francino en el TN Vespre?
R. Ni mantendré ni dejaré de mantener a nadie en la programación, ni de TV-3 ni de Catalunya Ràdio. La gestión de las programaciones corresponde a las direcciones de las dos casas. La programación no es una pieza tras otra, sino un conjunto. Lo que pido a los directores es que discutan conmigo esa propuesta globlal, no quién presenta un noticiario, o el Bon dia Catalunya, o si las noticias del 33 tienen que empezar a la hora en punto o a la media. Esa no es mi misión.
P. Y ¿qué va a pasar con Set de nit y otros programas de humor, después de que el Consejo Audiovisual de Cataluña haya pedido a TV-3 que elabore unas normas propias sobre los contenidos de estos espacios?
R. Una sociedad madura tiene que asumir un cierto nivel de crítica y de autoparodia, pero debería haber unos criterios profesionales que rijan los contenidos de los programas de humor, igual que existen en los informativos, por poner un ejemplo.
P. Las críticas de los políticos a este tipo de espacios han arreciado últimamente.
R. Díganme un gremio que no se enfade con los periodistas. Todos los gremios del universo consideran que los medios de comunicación los tratan injustamente. En la sociedad, no sólo hay políticos; hay grupos de todas clases: ideológicos, deportivos, culturales... que aspiran a verse retratados de determinada forma. Muchos creen que la solución son las cuotas, pero estamos hablando del ámbito informativo, y en las noticias no se producen cuotas. El reparto de tiempo en las campañas electorales no me parece que favorezca el pluralismo, y generalizarlo me parecería un error importante.
P. ¿Qué incompatibilidades con su actividad política y de asesoramiento del Fòrum 2004 le crea el nuevo cargo?
R. Naturalmente, he dejado de ser diputado y la Fundació Enciclopèdia Catalana. En el Fòrum ya pensaba dejar la comisión de expertos porque estoy asesorando una de las exposiciones, la de la lengua. Esto último es lo único que mantengo porque creo que sería un problema hacer un cambio en mitad del proceso.
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