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Columna
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De mal en peor

La inseguridad ciudadana se está convirtiendo a marchas forzadas en el problema que más preocupa a la población de la mayor parte de los países europeos. En Francia se ha convertido en el tema estrella de la campaña electoral para la Presidencia de la República, cuya primera vuelta se celebra hoy. Y en España, como hemos tenido ocasión de comprobar estos últimos meses por los sondeos del CIS, también empieza a destacar como una de las primeras preocupaciones ciudadanas. No es de extrañar, en consecuencia, que haya sido materia de debate entre el presidente del Gobierno y el secretario general del PSOE en más de una ocasión en el pleno del Congreso de los Diputados en las últimas semanas.

¿No sería mejor ir pensando en despenalizar determinadas conductas, entre otras las relacionadas con las drogas?
No se puede incrementar indefinidamente el aparato represivo del Estado, policías, jueces y carceleros

Es evidente que en el deterioro de la seguridad ciudadana ha tenido una influencia decisiva la disminuación de los efectivos policiales, acumulada a lo largo de varios años y que únicamente en este último parece que se quiere empezar a corregir. La seguridad es un componente constitutivo de la libertad personal, ya que, como escribió Montesquieu en Del Espíritu de las Leyes, la libertad no es más que 'la sensación que cada uno tiene de su propia seguridad'. De ahí que la garantía de la seguridad personal haya sido considerada por todos los clásicos de la Teoría del Estado desde mediados del siglo XVII hasta nuestros días como 'el fin del Estado', como la razón de ser del mismo. Por mucho que las constituciones digan que los individuos son jurídicamente iguales y personalmente libres, si no tienen seguridad ni son iguales ni son libres. No hay nada más antiigualitario que la falta de seguridad. Son siempre los eslabones más débiles del tejido social los que más desprotegidos se sienten y, en consecuencia, los que menos libres son.

Por qué se está produciendo este aumento de la criminalidad y consiguientemente de la inseguridad en unos años en los que la coyuntura económica ha sido muy favorable, es algo que nadie ha explicado todavía. Algo no puede ir tan bien en esa España que va bien, para que se haya producido el incremento continuado y progresivo de la delincuencia en el último lustro. Pero, como digo, no disponemos de una explicación convincente.

Desde luego, lo que sí sabemos es que no se puede imputar la responsabilidad de este incremento a la 'pasividad' o a la 'falta de firmeza' de los jueces, que dejarían en libertad a los presuntos delincuentes detenidos por los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Como indicaba el viernes pasado Abc, la población reclusa roza ya las 50.000 personas y crece el doble que en lo peores años desde 1990. Al aumento del número de delitos se está respondiendo con un aumento del número de detenidos por la policía nacional y la guardia civil y con un aumento del número de detenidos que son enviados a prisión de manera provisional por los jueces. Pues el mayor incremento de la población reclusa, como indican las estadísticas de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, se ha producido y se está produciendo cada vez más entre los presos preventivos. Los jueces se están inclinando cada vez más a imponer la prisión provisional, hasta el punto de que está empezando a estar sobrecargado nuestro sistema penitenciario, con riesgo de que se vea afectada la 'calidad de vida' de los reclusos, como el propio reportaje de Abc indicaba.

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Tengo la impresión de que el problema se está haciendo inmanejable. Y eso que todavía no han empezado los juicios rápidos, que es previsible que hagan aumentar todavía más la población penitenciaria.

¿Hasta dónde? ¿Puede ser una respuesta el aumento masivo de la población reclusa? ¿No sería mejor ir pensando en despenalizar determinadas conductas, entre otras las relacionadas con las drogas? No se puede incrementar indefinidamente el aparato represivo del Estado, policías, jueces y carceleros. Algo falla en la regulación de la conducta de los ciudadanos, cuando se produce un incremento de la criminalidad como el que se está produciendo. A través de la represión exclusivamente no vamos a solucionar el problema.

Desgraciadamente no es mucho lo que se puede esperar de este Gobierno. Tres años ha tardado el Estado en dar luz verde al programa de ensayos clínicos con heroina para toxicómanos de la Junta de Andalucía. ¿Tendremos que esperar a que las cosas vayan mucho peor, para que se cambie de orientación también en este terreno?

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