La chica del acordeón
Cuando uno sabe lo fácil que resulta entusiasmarse escuchando a Sharon Shannon en concierto, su inesperada -se decidió prácticamente a última hora- actuación del jueves en Madrid supo más bien a poco. Casi que decepcionó. El recuerdo reciente jugaba en su contra: hace unos meses, con su banda al completo, la irlandesa ofreció una faena formidable en el teatro de la Casa de Campo. Esta vez, en cambio, se presentó en acústico y con lo puesto: sin batería, ni bajo, ni las dos hermanas violinistas, Liz e Yvonne Kane.
Una entrada paupérrima tampoco invitaba al optimismo. Y, para terminar de arruinarlo, trajo a una joven cantante, una muchacha del condado de Kerry llamada Pauline Scanlon, que con sus versiones de canciones de Joni Mitchell o Willie Nelson, entre otras, contribuyó la pobre a banalizar la presencia de Sharon Shannon.
Sharon Shannon
Sharon Shannon (acordeón, violín y flautín), Mary Shannon (mandolina y banjo), Jim Murray (guitarra acústica). Invitada: Pauline Scanlon (voz). Colegio de Médicos. Madrid, 18 de abril.
El primer bis lo cerró A costa de Galicia, que Sharon Shannon aprendió de Carlos Núñez; en el segundo, se llevó el acordeón hasta orillas del Sena, con parada en el Canadá francófono, para acercarse después con brillantez a una obra del repertorio de la añorada Penguin Cafe Orchestra. Aun así, es una maravilla escuchar cómo esta mujer ataca las notas con su acordeón, un pequeño instrumento que en sus manos promete siempre algo más que las tópicas interpretaciones de reels y jigs de la música tradicional de Irlanda. Porque toca con un sentido del ritmo, la melodía y la armonía que la habilitan para llevar una canción hasta sus límites.
Sharon Shannon, acordeonista del condado de Clare, en la costa oeste de Irlanda, tiene algo que enamora: una arrebatadora vitalidad infantil y la sonrisa de quien disfruta tocando.
Babelia
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