Magia
Entras en el BBVA, coges a un directivo, tiras de él y aparece un político al que estaba unido por lazos invisibles. También puedes hacerlo al revés: atraes hacia ti a un ministro y detrás aparece un banquero. Y si te cuelas por los sumideros del BBVA y eres capaz de soportar la pestilencia del dinero negro que corre por sus albañales, vas a dar al retrete de otro banco que recibe las comisiones que tu entidad te cobra cada vez que respiras y que a lo mejor está situado a miles de kilómetros, en una isla de Inglaterra. Es magia, pura magia. Tú votas para que gobierne el PP y lo que estás haciendo es dar la presidencia de un chollo financiero a un tal Paco González que ni siquiera había hecho campaña electoral. Villalonga, sin ir más lejos, debe la fortuna de la que disfruta en Miami (enhorabuena) a los contribuyentes, que le nombraron presidente de Telefónica y dueño y señor de las stock options en el acto de introducir su voto en la urna. Es como encender el televisor y que se ponga en marcha el microondas.
Y luego nos preguntamos por qué la vivienda se ha puesto por las nubes en los últimos años. Pues por arte de magia, señora, caballero, pero por arte de magia negra, que es la que produce el dinero opaco. Lo demás todo son trucos. Esos equilibrios que hace usted para pagar la hipoteca contraída con el BBVA es un juego de mago de tercera, de mago de pueblo, no tiene ningún mérito. Es cierto que hay personas que, además de pagar la hipoteca, han de hacer frente a un plan de pensiones cuya mensualidad se tienen que quitar de ir al cine. Pero el truco de no ir al cine, o de comprar carne picada en lugar de ternera, o de llevar el mismo par de zapatos siete años está muy visto, señor mío. Lo bonito es dar un pase de magia negra y que aparezcan treinta mil millones en la isla de Jersey.
O sea, que todo es obra del diablo. Y es que del mismo modo que quien de verdad se presenta a las elecciones es la banca, y no los partidos políticos, el que se beneficia de los votos es Luzbel, que tiene un despacho con moqueta en pleno paseo de la Castellana. Cuando vaya usted a pagar la hipoteca, tírele de los pelos y verá cómo detrás sale Satanás, es decir, el secretario de Estado.
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