El arma de la humildad
Ferran Sanchis recibe el premio Vicent Ventura en nombre de los 'anónimos' que han trabajado por la democracia
Libertad. Democracia. Tolerancia. Bondad. Equidad. Justicia. Humanismo. Amistad. Respeto.
Todas son palabras que Ferran Sanchis no deja de pronunciar cuando habla de la vida, también de la suya, de sus principios y de su postura frente a situaciones y cosas. Sanchis es un hombre 'normal', no eleva la voz ni hace grandes aspavientos, aunque sus sentimientos afloren de forma imprevista y magnífica. Ocupa su jornada laboral en un pequeño despacho, sin ordenador, sin adornos ni florituras, absolutamente espartano, pero con un derroche de luz natural que lo llena todo. Después, desde su casa, ve La Plana. Y los fines de semana, procura divisar su país desde el Penyagolosa. Su actitud humilde, y la extremadamente justa medida de importancia que da a sus hechos lo hacen cercano.
La pasada semana, el jurado le otorgó el premio Vicent Ventura, creado en memoria de este político y escritor por la Universidad de Valencia y la Jaume I de Castellón y apoyado, entre otros, por los sindicatos CC OO, UGT y la Unió de Periodistes Valencians. Sanchis no acierta a explicar el porqué de este reconocimiento si no es por una actitud, a lo largo de sus 67 años de vida, que no considera extraordinaria. Quizá por ello, no agota su agradecimiento y lo acoge como portavoz de todos aquellos 'anónimos', tal como dice, que han trabajado por la democracia y por la libertad y que, según dice, 'son merecedores de un homenaje por sus actitudes cívicas'.
Ferran Sanchis nació, según él, 'antes de que este país se dividiera en dos partes irreconciliables'. Se le considera un fiel continuador de la biografía política de su padre, que fue un activo militante de Esquerra Republicana del País Valencià y colaborador del emblemático valencianista Gaetà Huguet. Muestra de ello fue uno de los cursos por correspondencia que organizó en Lo Rat Penat Carles Salvador y, su participación, a finales de 1960, en Barcelona, en los cursos programados por el Secretariat de l'Obra del Diccionari. Y, por qué no, la estampa de su primera comunión, redactada también en valenciano.
En 1955 fundó el Centre Excursionista de Castelló, como un colectivo de jóvenes amantes de la naturaleza 'sin ideología común pero sí con amor por el país'. No se resiste pero tampoco se siente orgulloso de su relación con la política. Ésta no llegó hasta 1979, 'antes estaba proscrita', cuando fue número uno de la lista municipal de Esquerra Independent de Castelló que, según él, 'era eso, independiente'. 'Fue la unión de gente liberal y demócrata sin otra adscripción. Entonces, 'esquerra' era la contraposición a la situación reinante', relata. 'Es difícil decir si fue positivo', recuerda. Piensa que la 'izquierda', ahora, está en crisis, 'no acierta'. Y no le gustan los 'ismos', tampoco el de nacionalismo porque 'si ser tolerante significa claudicar de tus ideas tampoco me gusta'.
El jurado del Premio Vicent Ventura destacó 'su contribución a la concordia y su conducta ejemplar', algo que él une al recuerdo de dos personas que realmente marcaron su vida. Al igual que lo hace cuando 'repasa' la que considera su no tan dilatada trayectoria, lo hará durante la entrega del premio de esta tercera edición, mañana a las ocho en el Aula Magna de la Universidad de Valencia. Será el recuerdo de su padre y de Gaetà Huguet.
Al primero, por su bondad. Y por sus enseñanzas. Y porque, quizá, le demostró que el movimiento se demuestran andando y que desde cualquier lugar, también desde un establecimiento hostelero, como hizo su progenitor, (primero desde La flor de La Plana en la calle Gasset y después desde Les Planes, en el Grau) se pueden enarbolar ideas sin necesidad de procurar enfrentamientos. 'No se trata de vencer, sino de convencer', dice.
Al segundo, por su equidad y su sentimiento de justicia y porque de él también aprendió que se puede tener amigos, al margen de las ideologías y pese a sufrir un exilio. Sobre él queda su participación como miembro del patronato de la Fundació Huguet. Ambos han constituido, según dice, su ideario y la línea a seguir.
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