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Bancaixa exhibe el arte de los samurais y monjes budistas a través de unas 150 estampas

La exposición reúne en Valencia obras japonesas realizadas entre los siglos VIII y XIX

Ferran Bono

La exposición Budismo, monjes, comerciantes y samurais: 1.000 años de estampa japonesa, que ayer se inauguró en la sede de Valencia de la Fundación Bancaixa propone un recorrido histórico por una de las bellas artes con mayor tradición en el país asiático. En total se exhiben 150 obras, la mayoría estampas creadas entre los siglos VIII y XIX y pertenecientes a las diferentes escuelas tanto religiosas como seculares. La exposición, que se presenta en Valencia tras haberse exhibido en Madrid, incluye, además de grabados, pergaminos y libros ilustrados.

La cultura japonesa disfruta de reconocimiento y difusión en Occidente desde hace décadas, como demuestra el éxito y la repercusión de su arquitectura, gastronomía y cinematografía, por ejemplo. Pero hay otras manifestaciones artísticas del país oriental que prácticamente son desconocidas. En este sentido, la exposición instalada en la sala Damià Forment de Bancaixa hasta el 30 de junio viene a cubrir un hueco. Es la primera vez que viaja a España, tras su paso por el Centro Conde Duque de Madrid.

Las obras proceden del Museo de Arte Gráfico de la ciudad de Machida. Se han elegido las más representativas de cada escuela artística, según señaló ayer el comisario de la muestra, Moritoshi Sasaki.

El recorrido comienza con distintas imágenes de Buda. El budismo llegó a Japón desde China y con la difusión del mismo entró la práctica de la xilografía. Sin embargo, en el año 894 Japón deja de enviar embajadas a China, razón por la que durante los siglos siguientes el budismo nipón de desarrolla de manera independiente y la cultura se vuelve cada vez más autóctona, aunque a través de las estampas se observan todas las influencias que se van introduciendo en Japón.

La obra más antigua de la exposición es el Darani del millón de pagodas, del siglo VIII, que constituye el primer ejemplo de grabado que se conserva en Japón. Al arte religioso pertenecen las obras de pequeño formato utilizados en los ritos budistas. Obras coloreadas a mano y destinadas a monasterios, centros difusores del grabado.

También se exhiben piezas del movimiento ukiyo-e (el arte para el pueblo) realizado especialmente para la clase media y trabajadora durante el periodo Edo (entre los siglos XVII y XIX), lo que revela la ascensión del poder adquisitivo de las mismas. Se distingue por el uso de colores muy vivos y por sus temas, inspirados en poemas.

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El comisario destacó, además, entre las obras seleccionadas dos del siglo XIX que reflejan el estilo de vida de los occidentales en Japón, como consecuencia de la llegada de los primeros norteamericanos al país oriental.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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