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Entrevista:JORDI CANALS | DIRECTOR GENERAL DE IESE

'La desaceleración no está afectando a nuestra escuela'

En EE UU, la mayoría de las escuelas de negocios han reducido en un 50% sus actividades

'La desaceleración económica no ha afectado por el momento nuestra actividad', asegura Jordi Canals, director general de IESE. Crecer en la Europa occidental, sin olvidar otras áreas como China y el Este son los objetivos de expansión de la primera escuela de negocios española, también en plena adaptación a la globalización.

Pregunta. Con los signos de recuperación en EE UU, ¿se despeja ya la incertidumbre económica reforzada tras el 11 de septiembre?

Respuesta. Los indicadores muestran una recuperación rápida en EE UU. Pero no podemos esperar un retorno rápido a las tasas de crecimiento de la segunda mitad de los noventa. El alto endeudamiento de sus empresas, cuya inversión fue el motor de la expansión vertiginosa, en algunos sectores impide acometer nuevos proyectos de inversión a corto plazo.

'Los nuevos MBA para ejecutivos con 10 o más años de experiencia en gestión, que se imparten solamente en inglés, están siendo un éxito'
'Buena parte del crecimiento actual de nuestras actividades procede de los programas a medida que realizamos para las empresas'

P. Europa va por detrás.

R. La desaceleración en Europa ha sido, en conjunto, menor que en EE UU. Sin embargo, la recuperación no será más rápida. Sus dos principales economías, Alemania y Francia, necesitan reformas, pero ambos países están en vísperas electorales y es difícil que sus gobiernos se empleen a fondo en provocar los cambios necesarios. Europa tiene un déficit importante de innovación y productividad. Para poder discutir con EE UU de igual a igual es imprescindible que la UE adopte medidas que suponen sacrificios a corto plazo para algunos grupos de interés, pero que son imprescindibles para el progreso y el bienestar de las próximas generaciones.

P. En los noventa, mientras EE UU crecía a todo tren, se encadenaron crisis (Tailandia, Rusia, México, ahora Argentina) en los países emergentes. Algunos expertos apuntan que se acerca una gran crisis económica global.

R. Uno de los riesgos que entrañan la globalización y las nuevas tecnologías es la mayor volatilidad de los mercados financieros y la posibilidad de crisis regionales. Por tanto, no se puede descartar una nueva crisis en mercados emergentes. Por otra parte, a medio plazo, la estabilidad de regiones enormes en Asia o en Europa del Este son prefacio de un crecimiento importante, como vemos hoy en China. A largo plazo, el panorama es incierto. Occidente ha vivido al margen de los problemas del subdesarrollo y la pobreza, que afectan a más de dos tercios de la población mundial. Sin la solidaridad real de gobiernos, empresas, sindicatos y ciudadanos con los países pobres, Occidente puede volver a tropezar, como ocurrió a comienzos del siglo XX.

P. ¿Cómo está afectando la desaceleración a la actividad creciente de IESE con las empresas?

R. Buena parte del crecimiento de actividades de los últimos años viene de los programas a medida para empresas, que desarrollan capacidades directivas dentro de una organización. Cuando hoy las empresas se plantean cómo adaptarse a los cambios tecnológicos, geográficos o humanos del mundo, ya no se resuelve el problema enviando cada año a cinco personas a programas abiertos. Los programas in company, que hace cinco años no existían, crecen deprisa y ya suponen un 10% de nuestra actividad, y no sólo los siguen empresas españolas. Por el momento, no hemos notado menos contratos. Para el actual programa MBA a tiempo completo tuvimos 1.400 solicitudes para 200 plazas, y la demanda de programas abiertos de formación de directivos está más llena que nunca. Eso no signifca que el futuro esté asegurado. No hay que morir de éxito. En EE UU, salvo en Harvard, las principales escuelas de negocios han registrado una caída de la actividad del 50%. Wharton o MIT han cancelado programas.

P. La internacionalización de IESE, ¿se da por culminada?

R. IESE tiene un ámbito de operaciones global, ya que opera en cuatro continentes: en la Europa occidental y del Este, EE UU, toda Suramérica, Asia y África. En aquellas regiones ofrece programas organizados en solitario o en colaboración con escuelas que IESE ha ayudado a poner en marcha en otros países. El camino de la internacionalización no tiene final. Hay que intensificar la presencia, caso de China, por la dimensión de su economía, o de Europa del Este. El año pasado firmamos nuevos acuerdos de colaboración con universidades americanas como Wharton, Harvard o Michigan para reforzar la presencia en EE UU, donde el crecimiento ha de ser más cualitativo. Además, nuestro MBA tiene a un 70% de alumnos no españoles, de 50 países distintos. Para nosotros, si hay una zona prioritaria es Europa Occidental.

P. El año pasado, IESE estrenó su master global para ejecutivos extranjeros. ¿Ha funcionado?

R. El Global Executive MBA, que se imparte en inglés y da una visión integradora de la dirección de empresas con una perspectiva global para directivos de entre 35 a 40 años con una década de experiencia en gestión, se hace en Barcelona, Shanghai y Silicon Valley, y esperamos incluir otras ubicaciones en Latinoamérica y Europa del Este. Los ejecutivos siguen módulos residenciales intermitentes y se les encargan proyectos que realizan en equipo utilizando una plataforma tecnológica. Cumple los requisitos de un programa MBA, pero adaptado a personas que no pueden seguirlo 16 meses seguidos. Incluye formación básica en dirección de empresas y el estudio de cuestiones como el modo de dirigir personas en un entorno cada vez más complejo. Tuvimos 250 solicitudes. Eso es mucho porque queríamos empezarlo con 30. Ha sido un éxito.

P. ¿Comprende la reacción contraria a la globalización?

R. Existe una reacción violenta contra la globalización porque se ha hecho poniendo el éxito del sistema primero, en lugar de poner primero a las personas. La globalización fracasará si no tiene en cuenta las realidades humanas.

P. Tras el pinchazo de la burbuja tecnológica, ¿qué pasa con el giro tecnológico que inevitablemente deben hacer las empresas?

R. Se exageró la importancia de Internet entre 1998 y 2000. Y ahora se exagera la pérdida de importancia de Internet porque muchos han salido escaldados de la experiencia. Cuando en 1830 y 1840 se cerraron muchas empresas textiles en Inglaterra, no fue el final del sector textil; fue sólo un proceso por el que las empresas menos eficientes o innovadoras tuvieron que cerrar. Hoy ocurre lo mismo con Internet.

P. España está mejor situada en la clasificación por riqueza que por desarrollo tecnológico. ¿Qué se puede hacer que no se haga?

R. Hay una diferencia entre el peso de la economía española y el nivel de progreso. España arrastra un déficit histórico, y el peso de la I+D respecto del PIB es la mitad de la media de la UE. O ponemos medios o seguiremos donde estábamos hasta ahora. El Programa Info XXI es positivo para expandir el uso de las tecnologías de la información, pero no basta. Hace falta más colaboración entre empresas, universidades y sector público. No se trata tanto de que haya más subvenciones indiscriminadas, sino de que los proyectos en los que el sector público tenga un impacto no se aprueben al margen, sino en colaboración integradora con las otras partes, como ocurre en Alemania o Reino Unido.

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