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Reportaje:

El crédito de 1.000 millones de dólares

El Bayerische Landesbank y el grupo Kirch mantienen unas curiosas relaciones financieras

Corría el año 2001 y Leo Kirch, fundador y propietario del grupo de comunicación alemán, tenía ante sí una gran oportunidad: EM-TV, fundada por Thomas Haffa, se había desplomado a causa de una mala gestión, abriendo la posibilidad de hacerse con el control de SLEC, la sociedad que comercializa la fórmula 1. Parecía una buena apuesta, pero terminó siendo el principio del fin.

Para Leo Kirch era una oportunidad de ensueño: hacerse no sólo con los derechos de transmisión de un evento deportivo, sino también con el evento mismo. ¿De dónde sacar, sin embargo, los 1.600 millones de euros requeridos para adquirir el 77,68% de esa sociedad?

El banco regional de Baviera concedió un nuevo crédito de 1.140 millones de euros a Kirch en una operación financiera heterodoxa
El papel jugado por la banca regional en el 'caso Kirch' pone sobre el tapete el futuro de estas entidades, abocadas a un proceso de fusiones

Kirch y su consejero delegado, Dieter Hahn, acudieron a los usuales sospechosos: aquellos grandes bancos alemanes que desde hace años financiaban sus salidas de compras por el mundo audiovisual. Nadie quiso: la burbuja de la nueva economía ya había explotado, el ejercicio económico no pintaba nada bien y los gigantes financieros alemanes, de por sí, ya se habían dado cuenta de que, para poder competir a nivel europeo y mundial, más vale cortar al menos aquellos históricos lazos con las grandes empresas alemanas que no resulten rentables.

El grupo, con sede en Múnich, acudió también al Gobierno regional de Baviera, presidido por Edmund Stoiber, de la Unión Social Cristiana (CSU). La mano derecha del hoy candidato conservador a la Cancillería alemana incluso alcanzó a interceder a favor de Kirch ante el Hypovereinsbank, una entidad financiera también bávara y segunda en Alemania, por detrás del Deutsche Bank. 'Quise mostrar a los banqueros que el Hypovereinsbank, de esta manera, haría algo que, si bien conllevaba riesgos, era importante para el atractivo económico de Múnich', contó recientemente Huber. Se habló también de una 'cuestión muy importante' para la política de medios de comunicación de Baviera.

Pero tampoco el Hypovereinsbank quiso. Huber, entonces, habló con el ministro de Finanzas del Gobierno regional, Kurt Falthauser, vicepresidente del consejo de vigilancia del Bayerische Landesbank, el segundo mayor banco público regional de Alemania, controlado al 50% por el Gobierno bávaro y al 50% por las cajas de ahorro locales. 'Le dije a Falthauser que el Bayerische Landesbank se tendría que plantear este tema', recuerda Huber.

Y el Bayerische Landesbank dijo que sí. Estuvo dispuesto a conceder un nuevo crédito por 1.000 millones de dólares, 1.140 millones de euros. Una parte no precisada de esta suma, posteriormente, fue aportada por dos entidades financieras estadounidenses, JP Morgan y Lehman Brothers, según informaciones de prensa. El hecho es un escándalo, que, sin embargo, sigue siendo el mismo: el Bayerische Landesbank, tras una intervención del Gobierno regional, decidió prestar una sustancial suma de dinero a un grupo cuyo endeudamiento excesivo en aquel entonces ya era evidente.

La historia de los 1.000 millones de dólares, muy debatida en estos días en Baviera y sumamente embarazosa para el candidato Stoiber (que de adalid de políticas liberales de mercado tiene muy poco, aunque últimamente guste presentarse como tal), con todo, no es tan extraordinaria. Más bien es un ejemplo de cómo, desde hace décadas y a lo largo y ancho de todo el país, han operado los 12 bancos públicos regionales -a veces bien, a veces mal-, pero siempre en estrecha coordinación con los políticos locales.

Los días de estas entidades están contados: tras años y años de roces con Bruselas y los bancos privados, hace unos meses, finalmente se llegó a un acuerdo con el comisario europeo para la Competencia, Mario Monti, para modificar a fondo el sistema de garantías públicas en las que los bancos regionales se basan desde el punto de vista no sólo jurídico, sino también financiero. Estas garantías siempre les han permitido acceder a muy bajo coste a unos recursos financieros casi ilimitados.

¿Qué papel jugará el Bayerische Landesbank en este proceso de reordenamiento que, previsiblemente, acarreará fusiones y privatizaciones entre los 12 bancos públicos y las grandes cajas de ahorro? De ello dependerá también el desenlace de la crisis del grupo Kirch.

Entre los activos del Bayerische Landesbank se encuentra su temprana voluntad de reformarse y su tamaño: es la segunda mayor entidad de este tipo, por detrás del West LB, y uno de los siete mayores bancos del país.

Al mismo tiempo, corre el riesgo de afrontar la pérdida de buena parte de los cerca de 1.900 millones de euros que Kirch le adeuda (a los que hay que sumar otros créditos de difícil recuperación, en Enron, Fairchild Dornier o Philipp Holzmann). La entidad sobrevivirá, eso es seguro. La pregunta es a qué coste, también desde el punto de vista político.

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