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Columna
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El auditor y el buen gobierno corporativo

Uno de los debates abiertos en nuestra sociedad es el de la regulación de la auditoría y del gobierno corporativo y su convergencia global.

Toda economía de mercado se basa en dos pilares: la confianza en el gobierno corporativo y un eficiente mercado de capitales. Y un elemento fundamental de estos dos pilares es la transparencia. La transparencia en la adopción de estándares de buen gobierno corporativo, de contabilidad y procedimientos de auditoría da seguridad a la opinión publica y es de gran ayuda en prevenir futuras pérdidas de confianza. Las recomendaciones de la Comisión Europea sobre el control de calidad de los auditores van en esta dirección.

Pero eso no basta. Otro elemento de la cadena, tan importante como el anterior, es el gobierno corporativo. Las empresas deberían aplicar pautas comunes que pusieran especial énfasis en la responsabilidad de los administradores sobre la información financiera que ofrecen a los accionistas y en la responsabilidad de los comités de auditoría por cómo valoran la calidad, efectividad e independencia de los auditores.

Se ha avanzado mucho en la elaboración de principios internacionales de contabilidad, pero no ha ocurrido lo mismo en el área del gobierno corporativo

Las disfunciones más usuales en los consejos de administración se deben en gran parte a la percepción, por parte de los altos ejecutivos, de que los consejeros suponen una barrera y, por tanto, procuran minimizar su influencia y mantenerles en la 'oscuridad' sobre determinados temas. La información al consejo y a los comités llega exclusivamente desde la más alta dirección. Ésta monopoliza la relación con los auditores externos y a los consejeros incómodos se les procura aislar y, si es posible, reemplazar. Estas circunstancias hacen que en muchos consejos se aprecie una actitud pasiva y no exista una verdadera cultura de consejo de administración.

Los comités de auditoría son un pilar del gobierno corporativo y la transparencia es fundamental en su funcionamiento. Esta transparencia implica que los comités informen a los accionistas de que han considerado debidamente los temas mencionados y las conclusiones a las que han llegado. Un efectivo comité de auditoría aporta, entre otras, las siguientes ventajas: mejora la calidad de la información financiera , fortalece la posición del auditor interno y refuerza la posición del externo al brindarle un canal de comunicación y un marco donde afirmar su independencia; aumenta la confianza pública en la credibilidad y la objetividad de las cuentas y ofrece a los accionistas la seguridad de que los auditores, que actúan en su nombre, están en posición de preservar sus intereses. El auditor, que debe apoyar un buen gobierno corporativo, no puede ni debe ser un sustituto del mismo. Otros asesores, como los analistas, los abogados y los banqueros, también tienen un papel importante.

El comercio internacional y los mercados de capitales requieren cada día más confianza en el gobierno corporativo y en los principios contables. Hay una clara necesidad de convergencia global en los estándares a aplicar. Ahora bien, en un mundo cada día más competitivo no se pueden prescribir estructuras gerenciales artificiales y deben ser las fuerzas del mercado y la experiencia las que nos digan hasta dónde debe ir esta convergencia.

El buen gobierno de las sociedades es un atributo fundamental para manifestar la gestión ética y sostenible de una organización. Los mercados y los organismos reguladores manifiestan cada día en mayor medida la necesidad de que las empresas cuenten con un alto nivel de estándares relativos al gobierno corporativo, factor éste que cada día será más valorado por los inversores. Es, por tanto, evidente la necesidad de que tengamos un marco único de gobierno corporativo con el fin de asegurar la protección del inversor. Esto se conseguirá fundamentalmente a través de la participación de los administradores independientes y de los comités de auditoría.

Sin embargo, así como se ha trabajado y avanzado mucho en la elaboración de principios internacionales de contabilidad, no ha ocurrido lo mismo en el área del gobierno corporativo. La OCDE ha publicado una propuesta de código, pero pocos países la han hecho suya. Creo que ahora es el momento de retomar este tema y resulta reconfortante comprobar que el tema del código del buen gobierno de las empresas ha estado sobre la mesa de la reunión del Ecofin que se ha celebrado este fin de semana en Oviedo.

Ramón Casals es vicepresidente del Instituto de Auditores Censores Jurados de Cuentas de España.

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