La piel del oso y Gil
La confirmación de la inhabilitación del alcalde, ratificada por el Supremo en estos últimos días, pone a los vecinos de Marbella ante una enorme crisis institucional y ante el problema que dio origen a su formación política: La falta de confianza de gran parte del electorado en los políticos tradicionales, que hizo que aumentara la abstención y que buena parte del voto del PSOE y del PP eligiese al GIL en las municipales de los años 91-95 y 99.
Durante estos años el GIL no ha creado militantes, no ha creado base social, sino más bien asalariados y beneficiados. Los concejales del GIL, sus coordinadores y los miembros de las empresas 2000, se han comportado siempre como unos operarios al servicio de un patrón, al que deben obediencia y fidelidad, sin capacidad de decisión. El GIL ha sido el paradigma del partido autoritario puro que se nutre principalmente de su capacidad de recoger la frustración que tiene los votantes con la política tradicional y de la conexión directa que él tiene con el pueblo, todo ello a través de una infraestructura mediatizada, de favores prebendas y servidumbres tremendamente compleja, pero hasta la fecha muy efectiva. Esta infraestructura le ha permitido al GIL no sólo tomar el poder y crear medios de propaganda y de comunicación a su servicio, sino también dotarse de los mecanismos necesarios para mantenerse en ese poder.
Más de la mitad de los ciudadanos que votaron en Marbella en las municipales del 91-95-99 han votado al GIL; en las últimas elecciones de 1999 el PSOE obtuvo 8.670, mientras que en las europeas celebradas el mismo día sacó 14.801, una diferencia de 6.131. El caso del PP fue aún más elocuente, en las mismas elecciones sacó 5.230 votos y en las europeas consiguió 17.221 votos, una diferencia de 11.991. También es curioso destacar cómo IU sacó 1.591 en las municipales y 2.648 en las europeas, teniendo una diferencia de votos de 1.057. Dado que las dos elecciones fueron el mismo día y el número de votos emitidos en una y en otra fue muy similar tenemos que la suma de las diferencias (6.131 del PSOE más los 11.991 del PP y los 1.057 de IU) suman 19.179. Todos ellos son parte importante, sin duda, de los 21.709 votos que obtuvo el GIL.
Son estos partidos los que deben resolver esa falta de confianza de sus votantes en sus candidatos y sus propuestas, de lo contrario la desaparición del GIL per sé sólo nos proporcionaría la superación del 'problema Jesús Gil persona', pero ello no garantiza la superación de todo el problema que le da origen; su apoyo en votos, el apoyo de las fuerzas mediáticas y económicas y, sobre todo, esa desconfianza de los vecinos de Marbella en los partidos tradicionales.
Es en estas cuestiones donde estos partidos, cuyos votantes dan mayorías al GIL, en donde deben empezar a trabajar, la inhabilitación de Gil no es un éxito electoral, sino el afortunado resultado de un tortuoso proceso judicial. Gil ya había estado en la cárcel antes de 1991, lo estuvo antes de 1999 y eso no impidió que obtuviera la confianza de más de 20.000 votantes en Marbella en 1991-95 y 99.
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