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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Parque temático

El pasado 23 de marzo, una marca comercial de bebidas alquiló todo el recinto del Parque Temático Movie World, perteneciente a la Warner Bros, para sus trabajadores y clientes más selectos. Tan pronto como entré en el recinto recordé mis anteriores visitas a parques similares en Estados Unidos, destacados por una cuidada atención al cliente, ausente en este caso, dado que el almuerzo gratuito que la anteriormente citada marca comercial nos ofrecía no era tal.

Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que las colas de espera, hasta de una hora, superaban a las de las propias atracciones. Después de varios conatos de almuerzo durante tres horas, cejé en el intento y opté por disfrutar de las atracciones. Me dirigí a la atracción estrella: montaña rusa de Superman. Contra todo pronóstico, el convoy se detuvo a 10 metros de la plataforma de descarga y, tras cinco minutos en los que nadie hizo nada por ayudarnos, se nos comunicó que por una rutina de seguridad debíamos esperar al visto bueno del jefe de mantenimiento. La situación era la de 40 personas a la intemperie, soportando un sol de justicia en un sillón de plástico y presionados por las incómodas barras de seguridad.

Después de media hora de espera, los viajeros se impacientaron y gritaron pidiendo auxilio. Los encargados insistían en que intentar solventar la situación estaba más allá de sus competencias y en que debíamos esperar a la llegada del servicio de mantenimiento. Debido a lo incómodo y bochornoso de la situación, solicitamos que se nos aflojaran los elementos de seguridad, pero nuestras súplicas no fueron atendidas. Resolvieron habilitar unas plataformas provisionales y liberarnos de los elementos de seguridad manualmente. Todo esto ocurre 50 minutos después de haberse detenido la atracción.

Una vez liberados, solicitamos el libro de reclamaciones para denunciar la falta de coordinación y de información, tanto para los perjudicados como para los acompañantes. De camino a ello nos encontramos a dos de los responsables del parque, a los que informamos del incidente. Nos tomaron nuestros nombres y pensamos que era una deferencia. Aunque parezca increíble, el fin de la susodicha lista era darnos preferencia en el siguiente viaje de la atracción. Me marché directo a pedir el libro de reclamaciones. Tras 10 minutos de discusión me informan de que no existen hojas de reclamaciones oficiales porque el parque no está abierto oficialmente y que, además, mi condición de invitado no me da derecho a reclamar.

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