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Reportaje:

Asediados por la delincuencia

Políticos mexicanos debaten la autorización de cinco armas por familia

Juan Jesús Aznárez

Los padres con hijos secuestrados pueden recibir sus orejas, el dedo, el cadáver o vídeos como el enviado por los secuestradores del adolescente Javier Muñoz: '¡Por favor, papá y mamá, retiren a la policía y paguen el rescate! Los quiero mucho y siempre los voy a querer'. Más que pagar, los padres quisieran matar a los secuestradores. De momento, la Comisión de Defensa del Congreso estudia un documento de trabajo, en el que participan todos los partidos, donde se propone autorizar a cada familia mexicana cinco pistolas, revólveres o rifles. Esto es la pistolización del país, o la ley del Oeste, según advierten sus detractores.

La delincuencia multiplicó su audacia al amparo de la impunidad o de la connivencia de malhechores y policías, y el robo de vehículos, relojes o carteras es endémico; también el tiro en el muslo o en la cabeza, de acuerdo con el grado de resistencia. La industria del secuestro mueve unos 300 millones de dólares (340 millones de euros) al año y las bandas cobran un promedio de 200.000 dólares por persona retenida. Los casos denunciados son más de mil, y los resueltos por las familias sin avisar a las autoridades, probablemente más numerosos. Los secuestros express llegan a miles y acaban en horas porque se exigen cantidades pequeñas o una gira por los cajeros automáticos.

Los más precavidos llevan en el maletero de su coche una botella de agua y un destornillador
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La convivencia empeoró en México, y su capital no es tan paseable como lo fue años atrás. La consultora Pricewaterhouse-Cooper documentó una maldición que desborda las capacidades del Estado: el país perdió 8.500 millones de dólares en inversión directa el pasado año, equivalente al 50% del total captado. Las variables incluyeron el marco legal, la seguridad jurídica o las políticas económicas, y una especialmente influyente, la delincuencia. La capital federal, habitada en su núcleo por cerca de diez millones de personas, registró en las últimas 10 semanas 1.400.000 delitos, a razón de 20.000 delitos diarios, según un estudio de Demotecnia, dirigida por María de las Heras, la empresa más fiable a juzgar por sus aciertos.

Buena parte de los miembros de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Corpamex) y los presidentes o altos ejecutivos de empresa se mueven con escoltas y en vehículos blindados. Quien bajó la guardia, tarde o temprano pagó las consecuencias. El desaliento aboga por las armas defensivas, y el empresario que perdió los estribos, o algún familiar, propone en privado la creación de escuadrones de la muerte, según reconoció el asesor jurídico del empresariado, José Antonio Ortega. Pese a todo, las numerosas críticas que están recibiendo quienes abogan por la pistolización parecen apuntar que la futura Ley de Armas no permitirá que cada hogar tenga un arsenal de armamento. No obstante, las propuestas y el debate son clara muestra de la preocupación social por la seguridad.

Desesperados, clamando al cielo porque en las comisarías no son atendidos como debieran, padres convertidos en detectives forzaron la detención de los asesinos de sus hijos, y un fabricante de veneno para ratas, con su hija en cautiverio, maquinó contaminar el dinero del rescate con una solución química mortal y muy contagiosa. '¡Iba a matar a los secuestradores y a mucha gente! Eso le inhibió, pero ante la ineficiencia de la autoridad estuvo pensando en el asunto', informó Ortega a la revista Siempre. Varios escolares asisten a clase con implantes de oreja porque las propias les fueron cercenadas por émulos del asesino Daniel Arizmendi, El Mochaorejas, actualmente en prisión.

El Gobierno asegura que hace lo posible, purga los cuerpos de seguridad y moderniza los equipos, pero la lacra parece imbatible. Las empresas de seguridad crecen como hongos. Los más prevenidos guardan en el maletero un destornillador y una botella de agua temiendo, como ocurre, ser encerrados en ese compartimento. 'La desesperación e impotencia que sentimos nos lleva a 7 de cada 10 a preferir que el Ejército se haga cargo de la seguridad en las calles', escribió María de las Heras en el diario Milenio.

Imagen de archivo de un tiroteo entre policías y atracadores en un centro comercial de la ciudad de México.
Imagen de archivo de un tiroteo entre policías y atracadores en un centro comercial de la ciudad de México.REUTERS

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