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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça gana con la ley del mínimo esfuerzo

Saviola desarma al Athletic en dos acciones puntuales y prolonga la depresión del equipo de Jupp Heynckes

¿En verdad importa si Rexach alinea al tridente o no? ¿si Heynckes busca revulsivos o tranquiliantes en la cantera? Las razones que explicarían por qué Athletic y Barcelona juegan tan poco y de forma tan vulgar hay que buscarlas metiendo los dedos en la barriga de cada club, independientemente de si uno juega infiltrado, otro lesionado o cualquiera fuera de sitio. Es una cuestión de identidad general. Por eso las estrellas se apagaron en San Mamés. La versión más recalcitrante del entorno barcelonista dirá que para qué vale el tridente si sólo juega para atrás y únicamente logra asomarse a la portería contraria a balón parado. Dirá que el fútbol es una paradoja, porque Saviola marca de cabeza, a balón parad, y Rochemback, lo más industrial del equipo, anota en su haber una falta lejana como principal amenaza de su equipo.

ATHLETIC 0| BARCELONA 2

Athletic: Aranzubia; Murillo, Vales, Aitor Ocio (Carlos García, m. 76), Larrazabal; Felipe, Alkiza; Tiko, Gurpegui (Ezquerro, m. 56), Yeste (Karanka, m. 80); y Urzaiz. Barcelona: Bonano; Reiziger, Christanval, Abelardo, Coco; Rochemback, Cocu, Luis Enrique (Motta, m. 85); Saviola, Rivaldo (Gabri, m. 78) y Overmars (Xavi, m. 62). Goles: 0-1. M. 17. Saque de esquina de Rivaldo que cabecea Christanval y Saviola, de cabeza, marca desde el área pequeña. 0-2. M. 75. Saviola culmina de forma perfecta un contragolpe del Barcelona Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Aitor Ocio, Coco, Yeste, Alkiza, Christanval (que acarrea suspensión al ser la quinta de la temporada) y Larrazabal Unos 30.000 espectadores en San Mamés. El Athletic celebró el Día del Peñista, que reunió a 4.000 seguidores del equipo rojiblanco llegados de distintas zonas de España y del extranjero.

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Heynckes, acuciado por las bajas, tiró de cantera (Gurpegui, Murillo, Yeste) para encontrar en el corazón lo que no halla en la cabeza. Una apuesta arriesgada y , sin embargo, solvente. Gracias a éllos y a los demás, el Athletic elevó el cuentarrevoluciones, lo que en San Mamés significa poner en aprietos al equipo rival. Sin eso, el Athletic es poca cosa. Así que decidió, con buen criterio, elevar sus pulsaciones y someter el partido a una disputa en la que valía más el pulmón que la cabeza.

Y dominaba. Y amenazaba el área (más que la portería de Bonano). Y tenía el balón más de lo previsible teniendo en cuenta que teóricamente tenía enfrente al Barcelona (un suponer). Lo malo es que sus buenos propósitos tropezaban con un problema estructural: a balón parado, el juego áereo le produce jaquecas incurables. Llegó un saque de esquina y el Athletic se desmoronó. Tanto, que marcó Saviola de cabeza, en el área pequeña, con toda la defensa rojiblanca parada. Se puede cambiar la actitud (que cambió), se pueden cambiar los futbolistas, pero hay asuntos fundamentales que no se cambian así como así. El debate defensivo en el Athletic continúa.

Y eso que ayer no tenía rival. Rivaldo estaba, pero daba igual. Saviola era el perseguidor de su marcador , Larrazabal. De Overmars no había noticia alguna. Luis Enrique se sabe que una vez hizo una falta a Guerpegi que minutos después se fue el vestuario.

Fútbol de perfil bajo, minimalista, sacrificado, al estilo de Rochemback o de Felipe, siempre lejos de las áreas, incapacitado para dar tres o cuatro pases seguidos. Fútbol dependiente de las acciones oportunistas. Un disparo de Rochemback, a lo Roberto Carlos (es decir fuera), otro de Tiko, al que respondió Bonano con tantos reflejos como agilidad. Fútbol individual, sin juego. Fútbol de retales, de oportunidad donde siempre se puede encontrar algo interesante a base de rebuscar sin desmayo en los cajones.

Athletic y Barcelona se miraban en el espejo de los equipos mediocres. Esos que buscan el gol por la ley del mínimo esfuerzo, o sea de forma individual y accidental, y lo defienden de manera colectiva. Rivaldo jugaba muy lejos de su sitio natural y Saviola, por ejemplo, vivía más en su campo que en elcontrario. En ello influyó su mentalidad conservadora -que viene cultivando hace meses- y el gol inesperado conseguido por Saviola cuando su equipo sólo pensaba en defenderse de la presunta agresión del Athletic.

Si tenía alguna duda, Rexach la disipó al cuarto de hora. Con un gol en el talego, juntó líneas, apretó el equipo, se dejó de alegrías y buscó el balón (metió a Xavi por el inoperante Overmars) y decidió resistir a un Athletic sin uñass con el arte de la paciencia.

El Barça tenía el día de cara, de esos que salen para ganar con ley del mínimo esfuerzo. Saviola, que se había encontrado un gol donde no debía haberlo, halló el segundo en un contragolpe de esos que desacreditan a la defensa: muchos defensores del Athletic, pocos delanteros y gol poque nadie se mueve oportunamente. Uno tira el fuera de juego, otro no; uno corre, el otro se para... y el delantero se ve en la obligación de marcar el gol para no quedar más en ridículo que sus oponentes.

El Athletic cayó fácilmente en la caricatura. A poco que le apretó la urgencia, se desequilibró como acostumbra, se rompió y consiguió que el Barcelona pareciera un equipo razonable, sensato y efectivo. La deriva del Athletic parece definitiva. Ayer recompuso su maltrecha actitud, apeló a los valores de la cantera (por obligación), cambió de portero (por la costumbre tras las goleadas), pero su aspecto enfermizo no cambió más allá de una sonrisa de complacencia.. Toda la segunda mitad fue un ejercicio de impotencia. Nada de ocasiones, nada de responsabilidad, mucho correr y poco pensar. Lo de menos fue que Rivaldo y Overmars se fueran al banquillo del que quizá no debieran haber salido. Bastaba que Saviola explorase la pradera que le ofrecía el Athletic para ratificar un partido que esperaba más complejo pero que el Athletic se lo aclaró en un cuarto de hora. Con dos goles, el Barça maquilló su crisis. Con los mismos, el Athletic ratificó su estado de pobreza casi abosluta. En la vulgaridad, prevaleció lo razonable.

Yeste se interna entre Reiziger y Rochemback.
Yeste se interna entre Reiziger y Rochemback.TXETXU BERRUEZO

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