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LA EDAD MEDIA EN MONTERIGGIONE

Marcos Baeza

MONTERIGGIONE ES una de las villas medievales mejor conservadas de Italia. Una auténtica villa fortaleza, protagonista en las pugnas entre Siena y Florencia (siglos XIII al XVI). Situada en el monte Ala, a 10 kilómetros de Siena y a 45 de Florencia, con sólo 42 habitantes y 570 metros de perímetro, sus muros sufrieron feroces e interminables asedios por parte de Florencia. Pero siguen ahí, casi intactos, confirmando que su fama de enclave inexpugnable -a la que incluso Dante aludió en su Divina comedia- no es un mero reclamo turístico. Nadie pudo tomar Monteriggione. Sólo la traición del capitán Zeti, hombre al mando de la fortaleza, que la vendió en 1554 al marqués de Maraglio, líder de las tropas florentinas, puso fin a su resistencia. El fantasma de Zeti aún vaga en las noches cerradas con ruidos de espadas y corceles.

La muralla que rodea el pueblo es una obra de arte de la arquitectura defensiva de la época. Levantada en 1213 por mandato de la República de Siena, cuenta con paredes de 12 metros de alto por 2 de grosor, y con 11 torres, 14 antaño. Es lo primero que se ve al aproximarse: se alza sobre la colina y domina con claridad una vasta meseta salpicada de olivos.

Una vez alcanzado el promontorio, la Porta Romea da paso a la sensación de estar en la Edad Media. No hay coches; tampoco farolas, antenas de televisión o tendido eléctrico. Pero sí pavimento con adoquines, soportes para antorchas en las esquinas y, ante todo, una atmósfera evocadora. Los signos de la Edad Moderna se esconden por los callejones del pueblo.

La Piazza Roma concentra la mayoría de sus monumentos, como la torre Via Matteoti, el edificio más antiguo, o las iglesias de San Giovanni y Santa Maria Assunta, esta última con una peculiar mezcla de románico y gótico. La plaza acoge también el restaurante Il Pozzo, donde se cocina la exquisita gastronomía toscana.

Monteriggione es un refugio colosal, ajeno al tiempo, que mantiene leyendas como la del capitán Zeti o la del pozo de la Piazza Roma, supuesta entrada de un complejo entramado de galerías subterráneas.

Pero la tranquilidad del recinto-fortaleza se ve perturbada cada año con la celebración de una de las fiestas medievales más importantes de Italia, denominada Monteriggione di torri si corona. La fiesta, del 6 al 15 de julio, es una perfecta recreación de la historia de Monteriggione y de la tradición cultural de la época. Los asistentes deben cambiar su dinero por escudos de entonces antes de entrar; sólo se ven armaduras, caballos, pajes, comerciantes, telares, y, por supuesto, la electricidad está prohibida: las antorchas iluminan y las fogatas sirven para asar la comida.

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Sobre la firma

Marcos Baeza
Redactor de Motor, especializado en producto y tecnología. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS, desde 1998, ligado siempre al automóvil. Sigue la actualidad del sector, prueba los nuevos modelos que llegan al mercado y analiza las tendencias y tecnologías asociadas, como la nueva movilidad eléctrica.

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