El zoco de las empresas

Nada más entrar, una señorita se ofrece a lustrar los zapatos al visitante con una cera cuyas propiedades suelta de corrido. Metros más allá, un joven se deja masajear por un sofá que da meneos terapéuticos. 'Me he quedado nuevo', asegura después de cinco minutos de suaves movimientos. La encargada del stand, Marta Martínez, aprovecha para resumir las bondades de la Feria de Muestras de Empresas Malagueñas, que organiza la Cadena SER y que va por su cuarta edición: 'Está muy bien porque nos permite llegar a la gente. En una foto, sólo se ve una butaca, aquí lo pueden probar y hacemos contactos para todo el año'.

En este zoco empresarial hay de todo. Desde excavadoras, coches, muebles, enseñanza, tecnología, alimentación y viajes, hasta empresas que quitan multas de tráfico o ayudan a dejar de fumar. Las cinco carpas y veinte jaimas distribuidas en 30.000 metros cuadrados de la explanada del puerto son un escaparate de la pujanza económica de la provincia. Uno de los stands más concurridos, de los 300 que hay, es el de un hombre que vende unas sartenes en las que cocinar parece fácil. Manzanas asadas, crêpes y un largo etcétera que él se encarga de desgranar sin perder audiencia. Curiosamente, la mayoría de los que se arremolinan a su alrededor son varones. ¿Cambio social o mera curiosidad?

La feria sirve a las empresas para promocionar sus productos, hacer contactos comerciales y vender. Es el caso del stand de una olivarera del pueblo malagueño de Periana. No hay casi gente, pero Rafael Llamas asegura que al final de la muestra se ven los resultados: 'Es un producto que se vende sólo porque la gente lo conoce y lo compra aquí para ahorrarse de ir al pueblo'. Después, comenta que la feria está muy bien organizada, aunque sugiere que se arbitre la manera de que quienes adquieran algo que pese no tengan que llevarlo a pulso hasta la entrada.

Hay otras empresas cuyo producto es más desconocido, como la fregona eléctrica, que evita el esfuerzo físico de estrujar, algo que agradecen quienes tienen padecimientos de espalda. Una señora mayor sigue atentamente las explicaciones del vendedor, pero se aleja en cuanto le dice el precio. Aún así, en poco más de una hora, ha vendido tres.

El stand de Anabel Fernández es otra de las curiosidades. Su empresa hace bordados de retratos a partir de una foto. Mediante un programa informático, se logra con tela e hilo negro el mismo efecto que con la técnica del carboncillo. En uno de los laterales cuelga un cuadro del alcalde, Francisco de la Torre. Tenía pensado regalárselo cuando el primer edil recorriera la muestra el miércoles, tras la inauguración. Ese día, las rachas de viento eran tan fuertes, que se hizo el tradicional corte de cintas, pero se aplazó la apertura al público. Ayer el levante amainó y la feria se puso en marcha. Hasta el domingo, el escaparate queda abierto.