Safiya, Amina y las demás

(...) Quién sabe cuántos casos más de violencia legalizada contra la mujer existen en el mundo. La fragilidad de las campañas como la que ha defendido la vida de Safiya nos remite a otras campañas igualmente débiles como las organizadas contra la silla eléctrica en EE UU, que salvan a un condenado y olvidan a otro. (...) Pero, en cualquier caso, estas campañas son ejemplares porque señalan un problema, despiertan las conciencias y, además de tratar de salvar al individuo, crean las bases para que se preste atención a otros casos. (...) Sin duda alguna, los choques de sensibilidad como éstos ponen en evidencia el problema de la multiplicidad de leyes, culturas y sensibilidades. La campaña por Safiya ha sido una típica 'injerencia' de nuestra mentalidad en lo que podríamos definir como 'asuntos internos de un país extranjero'. Pero, ya que otras injerencias, como las debidas a la supremacía económica de nuestro mundo, transforman la vida material de esos países, sea bienvenida esta clase de compensación cultural, gracias a la cual podemos hacernos la ilusión de que exportamos, además del predominio político-financiero, ciertos principios positivos, ciertas mejoras éticas. (...) De esta forma, la campaña para salvar a Safiya puede ser considerada un éxito. Una gota en el océano, pero un éxito fácil de percibir, que hace un poco menos difícil, de ahora en adelante, la silenciosa y secular indiferencia que oculta, desde hace siglos, las tragedias de la discriminación. (...)

Michele Serra

Roma, 26 de marzo