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LA LUCHA CONTRA ETA
Columna
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Terrorismo y Ejércitos

Nos tiene advertidos Clausewitz acerca de las doctrinas militares de que su empleo sólo es útil al Ejército que las ha creado. Y sabemos que los desarrollos estratégicos derivan de principios muy elementales. Así, por ejemplo, toda la concepción vigente de la Defensa de Francia es consecuencia de la afirmación del general De Gaulle según la cual la Defensa de Francia debe ser francesa. Por eso, ahora que surgen en Washington incesantes propuestas para enfrentar la amenaza terrorista se impone recuperar la memoria esclarecida de nuestra propia lucha. Conviene repasarla con lucidez antes de embarcarnos con lerda ingenuidad o sumisa devoción por rutas imperiales como las que ahora traza el presidente americano, Bush.

Aquí conocemos muy bien desde hace decenas de años el desastroso final al que conducen determinados entusiasmos patrioteros y tenemos experimentado el deterioro del sistema democrático resultante de tantos propósitos bienintencionados. Puede que sólo seamos la décima potencia industrial pero en materia de lucha antiterrorista nuestro país ha desarrollado doctrinas y procedimientos, sometidos a ensayo y error, que se remontan a los inicios de la democracia, es decir, a 27 años atrás. Cierto que el terrorismo de ETA tiene mayor antigüedad, casi diez años más, pero antes, cuando los etarras operaban en el franquismo, se beneficiaban del aura romántica otorgada en principio a quienes desafían una dictadura y sus asesinatos quedaban convalidados para muchos.

Pronorteamericanos como somos, con la bandera de barras y estrellas izada a media asta desde el 11-S que nunca olvidaremos, debemos rendir a nuestros amigos el homenaje de sostenernos en el análisis lúcido de las realidades sin que la adversidad nos arrastre a la ofuscación. Debemos ahorrarnos el éxtasis de la sumisión, liberarnos del espíritu persecutorio, abandonar la actitud de banderín de enganche y evitar que nos ciegue la fuerza bruta del propio furor al sentirnos insultados, desafiados, por los terroristas de los que sabemos que andan siempre decididos a alimentar la gran aversión en torno a la cual han organizado su vida con la insufrible arrogancia de quienes no han triunfado en nada. Dicho sea con palabras de Philip Roth en su admirable novela La mancha humana.

Habiendo conocido en otras épocas en España la jurisdicción militar ampliada hasta límites inimaginables, los consejos de guerra ordinarios y sumarísimos, la Ley de Represión del Bandidaje y el Terrorismo, el Tribunal de Orden Público, el franquismo apoyado en el prestigio de la represión, a los generales que presidían aquellos tribunales castrenses donde se dictaban penas de muerte es imposible que miremos para otro lado cuando se niega a los prisioneros de Guantánamo el trato fijado en las Convenciones de Ginebra, cuando el Pentágono procede a fijar las reglas de los juicios a que serán sometidos o cuando se propugna la utilización de las Fuerzas Armadas como punta de lanza en la lucha antiterrorista como decidió Bush y estos días atrás han estado coreando los ministros de Defensa de los 15 reunidos en un consejo informal en la Academia Militar de Zaragoza bajo la presidencia del español Federico Trillo.

Tenemos comprobado que los recursos de la exasperación son siempre los mismos. De ahí que, por ejemplo, el teniente general Antonio Ibáñez Freire, ministro del Interior, pudiera decir en 1977 con toda la espontaneidad de su primitivismo de militarote que 'encontraría a los terroristas aunque se escondieran en el centro de la tierra', es decir, que hablara en prosa sin saberlo y anticipara así la misma frase elegida 25 años después por los más eximios asesores de la Casa Blanca para que fuera pronunciada por el presidente Bush en muy relevante ocasión a raíz del 11-S. Por eso desconciertan los titulares de prensa de la mencionada reunión de Zaragoza, que nadie ha desmentido, según los cuales 'Madrid pide que el Euroejército combata el terrorismo exterior', 'Trillo propone que el antiterrorismo se incluya entre las misiones militares de la UE' o 'Los ministros de Defensa de la UE lucharán juntos contra el terror exterior'. ¿Pero en qué pueden ayudar los ejércitos en esa lucha? Continuará.

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