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Los parques temáticos no cuajan en Euskadi

El elevado coste y las escasas perspectivas de negocio han hecho naufragar los proyectos

Fueron la penúltima iniciativa de las autoridades para crear empleo y atraer visitantes pero, como ha sucedido en otras partes de España, no han logrado cuajar en el País Vasco. Los proyectos de parques temáticos -grandes espacios de ocio y diversión pensados para el disfrute familiar y articulados alrededor de un motivo o tema- no han pasado en Euskadi del estadio de simples tentativas. Vitoria desistió en la fase de proyecto por falta de inversores y Barakaldo, por el alto coste. Las instituciones vascas se decantan ahora por otras infraestructuras menos ambiciosas, como parques de ocio o instalaciones cerradas.

No está olvidado aún el fracaso Parque de Atracciones de Artxanda, que funcionó entre 1974 y 1990 y terminó cerrándose por las malas comunicaciones con el recinto y el escaso atractivo de sus instalaciones de diversión. Por esas fechas empezaba a surgir una nueva oferta de ocio, los parques temáticos. Los proyectos de Vitoria y Barakaldo tenían muchos visos de realidad hace apenas tres años. El de la capital alavesa contaba con un presupuesto concreto y nada desdeñable: 142,4 millones de euros. Iba a ofrecer un gran parque de atracciones con áreas dedicadas a las fuerzas de la naturaleza, un área educativa y una zona de uso residencial, cuyos ingresos se pensaban destinar a financiar parte de esta infraestructura.

Pero después de tres años -lo presentó en 1998 el anterior alcalde, José Ángel Cuerda (PNV) y lo asumió su sustituto Alfonso Alonso (PP)- fracasó en lo más importante, la búsqueda de un inversor pese a las intensas gestiones desarrolladas, entre otros, con el BBVA y el BSCH.

El Juzgado de Instrucción número 6 de Bilbao está investigando un supuesto delito de estafa y apropiación indebida en las operaciones financieras y mercantiles llevadas a cabo por C. F. G. como representante de Financiera Gran Vía o Inmobiliaria Gran Vía. Esta empresa se dedicaba a la captación de clientes a través de anuncios insertados en diversos medios de comunicación. Los inversores depositaban su dinero bajo la promesa de una alta rentabilidad, que en algunos casos superaba el cien por cien de la cantidad depositada. Una veintena de clientes han presentado ya denuncia en el juzgado, pero se sospecha el número de familias estafadas puede superar el medio centenar, con una inversión cercana a los 600.000 euros (cien millones de pesetas).

Las ventajosas condiciones de la inversión ofrecida por C. F. G. empezaron a correr de boca en boca. ¿Cómo rechazar un 70% de interés y hasta el 100%, en algunos casos? La mayoría de las familias supuestamente estafadas depositaron una media de entre 6.010 y 9.015 euros. La pérdida más alta denunciada alcanza los 66.111 euros.

Algunos clientes fueron ampliando el capital invertido progresivamente, dadas las ganancias obtenidas con las primeras entregas. El nivel económico de los estafados es medio alto y entre ellos hay comerciales, industriales y algún profesor. También resultó perjudicada una familia que invirtió lo único que tenía, los 18.030 euros que recibió el padre como indemnizacion tras ser despidido.

El parque de Barakaldo, gestado desde 1995 y con una inversión prevista de 60 millones de euros, iba a aprovechar partes de los terrenos que ocupó la desaparecida factoría de Altos Hornos de Vizcaya junto a la ría del Nervión. La idea inicial era habilitar un parque dedicado al medio ambiente, con 12 pabellones, un parque de atracciones y una aldea de ONG. Su ambicioso objetivo era conseguir entre 18 y 30 millones de euros anuales de ingresos y cerca de 350 empleos.

Del proyecto de Vitoria nada queda y el de Barakaldo se ha rebajado a un parque de ocio, aún sin definir, que conjugue instalaciones abiertas al público y atracciones de pago.

'Son instalaciones de difícil rentabilidad. El negocio está en lo que tenga alrededor, como hoteles, restaurantes. Y para eso hacen falta muchas visitas', opina un técnico vasco experto en esta materia, que recuerda lo ocurrido en otros lugares: 'Eurodisney tardó seis años en entrar en beneficios. Futuroscope siempre perdió dinero; lo que pasa es que estaba soportado por la Administración y ha aguantado. Sevilla es una ruina y Terra Mítica ha reducido horarios'. Su experiencia le ha llevado a concluir que son 'negocios difíciles', con la necesidad de lograr 500.000 visitantes anuales, ofrecer buenos accesos y partir de una inversión importante.

A todo ello, en el caso de Euskadi, se une la situación política, y la climatología. 'Son negocios de fines de semana y temporada veraniega. Si no es un recinto cubierto', añade, 'te puede llover cuatro fines de semana en un mes, que es una de las pegas que tuvo Eurodisney'.

Lo modesto funciona

Ángel Nieva, director general de Bilbao Ría 2000, la sociedad que promovió el parque en Barakaldo, coincide en que estas instalaciones tienen que estar al aire libre. 'El inversor necesita una seguridad, que en este caso son las horas de sol'. Por eso apunta que en Euskadi 'ha habido que hacer un replanteamiento, puesto que las inversiones han ido buscando otros lugares'. Al final han funcionado instalaciones mucho más modestas, sobre todo en Guipúzcoa, que nunca se planteó un parque temático. Se apostó por ofertas más especializadas, como el renovado Aquarium o el Museo de la Ciencia Kutxaespacio, puesto en marcha a finales de 2000 tras una inversión de 12,6 millones de euros.

Pese a los fracasos, todavía surgen iniciativas para promover parques temáticos. La Diputación de Vizcaya lanzó el pasado año la idea de crear uno dedicado a la minería en la Arboleda, que se definirá para finales de año y contempla invertir 27,5 millones de euros. La última, también en Vizcaya, es aprovechar las instalaciones de la inacabada central nuclear de Lemoiz para levantar un parque temático (Atántida) dedicado a la energía, la ciencia, la tecnología y el medio ambiente. Pero la iniciativa parece más destinada a propiciar el debate sobre el futuro de Lemoiz que a desarrollarse: su presupuesto asciende a 72 millones de euros, no está resuelta la compra de terrenos ni los accesos a una zona apartada. Incluso los promotores reconocen que es 'muy complejo, difícil y costoso'.

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