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Columna
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San Genarín

San Genarín es el excelso patrono de la mafia leonesa instalada en Madrid. Trátase de un bienaventurado que entregó su alma a Dios mientras orinaba, en los años veinte del pasado siglo, en las murallas de la ciudad de León. Lo mató el primer camión de la basura contratado por el municipio. La huella de aquel borrachín entrañable que quemó su vida por las tabernas del Barrio Húmedo es indeleble. El Jueves Santo se citan en León muchos madrileños para aclamar a este celestial cimarrón, una mezcla de Homer Simpson y la madre Teresa de Calcuta. Los secuaces de Genarín pertenecen a lo más florido de la intelectualidad y el devaneo etílico de la capital, eso sí, con un ramalazo ostentosamente anticlerical. Todos ellos participan en una procesión clamorosa de borrachos, paralela a la de peinetas, tambores, cirios, cleros, autoridades y niños de diversos asilos.

Si te pilla en León el Jueves Santo, no te pierdas el espectáculo bifronte de ambas procesiones. Se puede uno permitir el lujo de estar cinco minutos en una procesión, cinco en la otra, y así hasta que acaba el espectáculo.

A la hora crepuscular de las procesiones, los bares del centro están a tope, lo cual incide seriamente en los devaneos espirituales de todos los cofrades. Ahora ya no se dice porque la gente somos más demócratas, pero antes, los nazarenos de León solían 'matar judíos' entre paso y paso: todo consistía en endilgarse una limonada de alto contenido etílico que expedían con fluidez todas las cantinas. San Genarín está acabando con esas barbaridades, porque él nunca fue dogmático, excepción hecha de su relación con el orujo.

Si alguno de ustedes se siente atraído por la personalidad de San Genarín, sepan que la hagiografía del bienaventurado le sirvió al escritor Julio Llamazares para irrumpir con fuerza en el ámbito de la narrativa. Todo lo santo tiene mucho de pasión, y también lo impío. Algunos prefieren en estas fechas las pasiones del Sur. Otros se infiltran en León, y se ponen tibios a morcilla, gótico y saetas que van directas al corazón. Pasión a tope. San Genarín se entiende con el Oso y el Madroño.

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