'Seguimos siendo un grupo musical de resistencia'
El grupo Al Tall presenta en el Teatro Principal de Valencia, hoy y mañana, el espectáculo con el que commemora su 25 aniversario, en un mano a mano con la Banda Primitiva de Llíria. Esta es la cuarta banda con que el decano de los grupos folk valencianos repasa, desde un punto de vista sinfónico, partes esenciales de su repertorio histórico.
Pregunta. ¿No resulta complicado cambiar de pareja tantas veces para un mismo espectáculo?
Respuesta. Cada historia con una banda nueva supone una nueva producción, en todos los sentidos. Hay que volver a ensayar el repertorio y las bandas, ya se sabe, son sociedades amateurs con muchos músicos que no siempre puedes hacer coincidir en todos los ensayos. Siempre estás en un ay! hasta el momento del concierto. Pero estamos contentos con el resultado.
'Al principio ejercíamos un papel didáctico, que ahora ya no es necesario'
'Las élites culturales y políticas no valoran la cultura tradicional como algo serio'
P. ¿Buscan ustedes a las bandas o las bandas buscan Al Tall?
R. Hay de todo. Por ejemplo, en el caso de la banda de Albalat de la Ribera, con la que tocaremos próximamente, lo han solicitado ellos. Hay más casos como éste, pero en los que las propuestas no han llegado a cuajar.
P. ¿Tiene fecha de caducidad el 25 aniversario de Al Tall?
R. No sabría decir. La verdad es que la preparación de este espectáculo absorbe mucha energía y todo depende de las dificultades que se presenten para acordar nuevos conciertos.
P. ¿Después de 26 años, en qué ha cambiado el papel de Al Tall en el panorama musical valenciano?
R. En ese tiempo, el público se ha ido asemejando más al público folk europeo y han ido apareciendo festivales de diferente tamaño que antes no existían. En ese panorama, nosotros continuamos en la línea de crear un repertorio nuevo, dentro del lenguaje musical de fusión mediterránea y eso lo hace poca gente. La mayoría prefiere reinterpretar repertorio antiguo, aunque sea con fórmulas y tratamientos musicales avanzados.
P. ¿Y en cuanto al papel cívico y social del grupo?
R. Somos un poco románticos, en el sentido de que, siendo un grupo de resistencia musical que apuesta por enriqucer el repertorio de la música tradicional, también somos un grupo musical de resistencia. Es decir, creo que no hemos dejado de ejercer ese papel de defensa del país y de su cultura, haciendo canción cívica y social, pero también festiva, amorosa y de todo tipo. Lo que más ha cambiado es el papel didáctico, subsidiario del de otras organizaciones sociales, que ejercíamos al principio y que ahora ya no es necesario.
P. ¿Por qué cree que en el País Valenciano no acaba de despegar la música de base tradicional como en otras autonomías?
R. Pienso que tanto las élites culturales como políticas no valoran la cultura tradicional como algo serio, más allá de la vertiente folclórica y festiva, como mucho vinculada a las señas de identidad. Siempre a caballo entre la banalización y el utilitarismo.
P. Usted coordina la Fonoteca de Materials del Institut Valencià de la Música, que recupera la música tradicional en los pueblos valencianos ¿Qué le ha enseñado este trabajo?
R. Yo diría que he aprendido casi todo lo que sé. El objetivo final de la Fonoteca es ofrecer materiales para que la gente pueda alimentarse y pueda hacer suyo ese lenguaje tradicional, y ese es el principio de cualquier tipo de creación nueva.
P. En los treinta volúmenes grabados de la Fonoteca de Materials, ¿se trata sobre todo de dejar testimonio de sonidos que están perdiéndose?
R. Hay materiales que se están perdiendo y otros que tienen cuerda para rato. A lo largo de estos años de trabajo, hemos comprobado que lo que más se pierde en la tradición oral no es tanto el repertorio, sino el lenguaje musical, las formas de poner la voz, de afinación, de ornamentación melódica. Cada generación supone un escalón en el que tienden a devaluarse estas formas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.