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'Seré una auténtica carcoma'

El padre de Josep Millàs, el escritor y alto cargo de la Generalitat republicana Josep Maria Millàs-Raurell, no dudaba en proclamar la suprema catalanidad de su familia diciendo que había educado a sus hijos para morir por la patria. Y ayer su hijo, de 72 años, aseguró que ha sido objeto de 'un asesinato mediático' por defender la causa de la catalanidad desde la presidencia de Òmnium Cultural.

'Todo por Cataluña', repetía en tono trascendental Josep Millàs ayer antes de enfrentrarse con los medios de comunicación, a los que había convocado para oficializar el extremo sacrificio de su dimisión. Una dimisión por la patria con la intervención del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, amigo personal y compañero de partido, de por medio, aunque aseguró que había tomado la decisión de tirar la toalla el solo. 'Los que me conocen saben que cuando decido el que decide soy yo y nadie más'.

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Pero la dimisión de Josep Millàs como presidente de Òmnium Cultural no es, según dijo, el final de Millàs en la entidad cívico-cultural nacionalista. Prometió guerra. Lo dijo rotundo: 'Me voy a casa, pero asistiré a todas las asambleas y seré una auténtica carcoma para la nueva junta', amenazó. 'Si alguien conoce bien esta entidad y sus cuentas soy yo', dijo vehemente, y puso en duda la capacidad de la comisión gestora que se creará para hacerse cargo de la entidad durante el periodo de interinidad. '¿Saben acaso cómo llenar el Palau de la Música Catalana para la entrega del Premi d'Honor de les Lletres Catalanes? ¿Saben qué contratos tenemos con Flaix TV ', se preguntó con aire de superioridad. 'He dedicado 10 horas diarias a Òmnium Cultural sin cobrar nada, pero ahora que me voy, si quieren que les ayude y les asesore, pediré un millón de pesetas por mes', apostilló.

'Político frustrado', según su propia definición, sus adversarios lo califican despectivamente de 'eterno salvapatrias', pero él no ha dudado en afirmar que prefiere ser un 'integrista' a ser considerado un 'botifler'.

Autoritario y de carácter difícil, tiende a reñir a quien tiene delante, y cuando se siente acorralado, la regañina se convierte en acusación. Ayer se desfogó a gusto refiriéndose a la 'gran injusticia' de la que, en su opinión, ha sido objeto. Acusó a los medios de comunicación de haberle 'agredido' y querer destruir su 'fama'; a las delegaciones territoriales, que representan a la entidad en las comarcas, de tener 'animadversión' hacia Barcelona, y a la candidatura de Jordi Porta, de querer 'ocupar' Òmnium Cultural y convertirla en una 'plataforma' para sus propios intereses.

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