Toros
Voy a ahorrarme los adjetivos. El día 3 de noviembre de 2001 aparecieron 15 perros mutilados, algunos todavía agonizando, en las dependencias de la Sociedad Protectora de Animales de Zaragoza. Alguien había entrado por la noche y les había cortado, en vivo, las patas delanteras. El 12 de febrero de 2002, la fundación catalana Altarriba presentó en el Congreso 600.000 firmas que solicitaban la modificación del Código Penal: España no dispone de una ley estatal que castigue el maltrato a los animales, y crímenes como el de Zaragoza se quedan en la categoría de faltas administrativas, con sanciones de multa. La mayoría absoluta de la que se sirve el PP hace posible que a los de las firmas no se les haga ni caso. ¿Por qué se impide que una acción de tal brutalidad pueda quedar prácticamente impune? ¿No levanta sospechas que la ley se inhiba ante un mal de tal pureza que afecta a víctimas de tal inocencia? ¿Qué interés en no cambiar la ley puede animar a quienes tienen posibilidad de hacerlo? Hay una respuesta: que el Código Penal contemple como delito el maltrato a los animales podría acabar extendiéndose, a través de los vericuetos del precedente jurídico, a la práctica taurina, incluso en el caso de que expresamente tal práctica quedara fuera de la tipificación de ese delito.
El pasado 10 de marzo comenzó la temporada taurina en Las Ventas. Este periódico le dedicó casi una página (estaban también la Feria de Castellón y la de San Sebastián). Pocos días antes, el 25 de febrero, había publicado un editorial titulado Dolor animal, en el que se hacía eco de las mencionadas peticiones de reforma del Código Penal y tomaba posiciones al respecto: 'A un animal no se le puede quitar la vida porque a alguien, aunque sea su dueño, le apetezca hacerlo; no se le puede mutilar porque sí o hacerle sufrir innecesariamente'. También llamaba a 'extender a todos ellos el derecho humano a no ser torturados ni física ni psíquicamente'. Unos cuantos días después (tanto del editorial como de la página de Las Ventas), el 12 de marzo, se publica una carta al director firmada por Alberto Vergara Cela (Ribatejada, Madrid) y titulada Coherencia: 'Hay medios que caen en la perversa hipocresía de permitirse promover la modificación del Código Penal mientras incluyen en las páginas de Espectáculos un apartado denominado La Lidia en el que se apologiza el maltrato a animales, la tortura y los sufrimientos innecesarios; eso sí, todo ello envuelto en papel de tradición, arte y cultura. (...) O si no, que alguien me explique la diferencia entre mutilar a 15 perros y atravesar con espadas, estoques y banderillas a seis toros hasta su muerte'. Queda claro.
Que los animales sufren (y gozan, y aman) es una idea que por fin empieza a calar en la sensibilidad de la sociedad española, aunque, como denuncia el catedrático de Lógica y Filosofía, Jesús Mosterín, nuestro más eminente animalista, 'existen unos lobbys, el de los cazadores y el de los aficionados a los toros, por ejemplo, que viven de matar y torturar animales'. No manejo los datos que aporten cifras sobre los beneficios de estas actividades; sin embargo, dispongo de las cifras procedentes de los fondos públicos que, sólo en la Comunidad de Madrid en el año 2000, y según ALA (Alternativa para la Liberación Animal), se utilizaron para gastos relacionados con los espectáculos taurinos: 5.000 millones de pesetas para una plaza de toros en Vista Alegre; 3.300 para La Cubierta de Leganés (municipio que destinó 20 millones en 2001 para festejos taurinos y un millón para medio ambiente); 850 millones para la construcción de una plaza en Alcalá de Henares, que además destinó 100 para festejos taurinos; 145 millones para remodelar Las Ventas y su museo taurino, más otros 336 millones previstos para cubrir la plaza y poner ascensores; 100 millones en San Sebastián de los Reyes para festejos taurinos; 46 millones en ayudas a encierros en pueblos de bajo presupuesto; 20 millones para entidades y peñas taurinas; 29 millones para municipios que realicen actividades de promoción de la tauromaquia. El ente público TVE gastó 1.000 millones en retransmisión de corridas de toros. '¿Te imaginas lo que se podría hacer en sanidad, cultura, educación, investigación... con todo ese dinero?', pregunta ALA. Yo no digo más. Y me he comido muchos adjetivos.
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