Las 18 zonas marinas más ricas del mundo
La riqueza biológica se concentra en aguas poco profundas en un tercio de los arrecifes de coral
Las 18 zonas marinas más sensibles del mundo, muy ricas en especies y amenazadas, han sido identificadas tras varios años de trabajo. Junto a un estudio anterior similar sobre las zonas sensibles terrestres, este estudio será un instrumento básico de trabajo en la próxima reunión en La Haya de la Convención de la ONU sobre Biodiversidad.
La riqueza en especies de todo tipo -la biodiversidad- se manifiesta de forma muy poco homogénea en la Tierra. Es un hecho conocido sobre el que hasta hace muy poco no existían datos concretos. Los estudios sobre los puntos sensibles terrestres y marinos están ayudando a rellenar este vacío. Se trata de investigaciones destinadas no sólo a conocer la riqueza de los ecosistemas sino también a identificar aquellos que están más amenazados con el objetivo de establecer un orden de prioridad en las medidas de conservación a escala mundial, dentro de la Convención de la ONU sobre Biodiversidad.
En el año 2000 se publicó el estudio sobre los puntos sensibles terrestres (Nature, 24 de febrero) que identificó 25 zonas sensibles que ocupan únicamente el 1,4% de la superficie terrestre. Ahora se publica uno paralelo (Science, 15 de febrero) que identifica 18 puntos sensibles marinos, todos ellos arrecifes de coral, que sostienen la mayor riqueza biológica en los océanos y resultan muy vulnerables a las amenazas, dada su proximidad a la costa y su poca profundidad.
Estrategia
Las 18 zonas identificadas incluyen el 32,5% de los arrecifes de coral, pero su extensión representa sólo un 0,028% de los océanos. Los autores del estudio, entre ellos científicos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y dela organiación Conservation International, señalan que los datos encontrados contradicen la hipótesis de que es difícil que se extingan las especies marinas porque viven en hábitat extensos. La razón es que un gran número de las especies estudiadas vive sólo en pequeñas áreas (son endémicas de esas zonas). 'Sabemos que si no pasamos ya a la acción las especies marinas empezarán a extinguirse, porque se pierde biodiversidad como consecuencia de la destrucción de hábitat', ha explicado Callum Roberts, de la Universidad de York (Reino Unido), que ha coordinado el trabajo. 'Este estudio puede ayudarnos a crear una estrategia que resulta urgente para identificar las zonas en las que la biodiversidad está destruyéndose más rápidamente', añadió.
De hecho 10 de las zonas identificadas son las de mayor endemismo marino conocido del planeta. En sólo el 15,8% de la superficie de los arrecifes de coral se concentra la mitad de las especies endémicas. Además, como se suponía, ocho de estas 10 zonas supersensibles se encuentran adyacentes a zonas sensibles terrestres, las que albergan la mayor concentración de especies y están en riesgo de degradación.
Para realizar el estudio se analizaron las poblaciones de 3.235 especies de cuatro grupos distintos de animales: peces de arrecife, corales, caracoles y langostas. Todos ellos necesitan un medio ambiente sano para sobrevivir. Los datos son curiosos. En la isla de Lord Howe, en Nueva Zelanda, por ejemplo, en sólo 103 kilómetros cuadrados, se encuentran más de 500 especies de estos cuatro grupos animales. En la isla de Pascua, la menos amenazada, hay sólo 33 especies.
El estudio sobre las zonas sensibles en arrecifes de coral es correcto a efectos de conservación pero forzosamente incompleto. La vida en los océanos se conoce todavía muy mal, especialmente la de las grandes profundidades marinas. 'Si sólo se han identificado zonas sensibles en aguas poco profundas está claro que debe haber muchas otras a grandes profundidades', comentó Roberts en la reunión de la AAAS en Boston.
Aún desconociéndolas, los pescadores están empezando a explotarlas utilizando técnicas nuevas y muy destructivas. Algunas están derivadas de aplicaciones militares de guerra submarina y espionaje, como la cartografía por sonar. También se utiliza la localización por satélite y los mapas de temperatura de la superficie marina, así como aviones para localizar los bancos. En algunas zonas donde se han empezado a pescar especies antes no accesibles lo que se ha visto es que las capturas disminuyen rápidamente debido a que no se renuevan las poblaciones. 'En el fondo del mar el ritmo de vida es muy lento', subrayó Roberts. 'Un pez puede alcanzar fácilmente los 200 años de vida. Cuando se entra a saco, se destruyen las poblaciones en muy poco tiempo'. También existe el riesgo de destruir especies vulnerables sin siquiera conocerlas, explican los científicos .
La estadounidense Cindy van Dover, especialista en la exploración de las cordilleras submarinas (a varios kilómetros de profundidad), en las que se ha localizado en las últimas décadas un gran número de especies desconocidas hasta entonces, mostró también en Boston la preocupación de los científicos por el interés que suscitan en las empresas mineras las zonas activas geológicamente del fondo del mar. 'En los últimos 25 años hemos descubierto un media de una especie nueva cada dos semanas', afirmó Van Dover, quien recordó que el 65% de la superficie de la Tierra se encuentra cubierta de agua a más de 1.000 metros de profundidad.
Por orden de amenazas
De las 18 zonas identificadas de arrecifes muy ricos en biodiversidad, en 10 se concentran las especies endémicas y se encuentran amenazadas de mayor a menor grado según el orden siguiente: - Filipinas. Una extensión de 22.000 kilómetros cuadrados, en el corazón del triángulo de coral del sureste asiático, la región que contiene mayor biodiversidad costera del mundo. Amenazas: la pesca con explosivos y venenos y la contaminación por la deforestación y la población. Especie característica: el caracol Aulica imperialis. - Golfo de Guinea. Menos de 200 kilómetros cuadrados, amenazados por la contaminación de residuos madereros y la pesca excesiva. Corales endémicos del género Schizoculina. - Islas de la Sonda. 12.600 kilómetros cuadrados. Amenazas: la contaminación de origen terrestre, la pesca destructiva y el tráfico de especies vivas. Especie típica: el pez tropical Apogon komodoensis. - Islas Mascareñas. Unos 1.000 kilómetros cuadrados que rodean las islas de Mauricio, Reunión y Rodríguez. La contaminación derivada del cultivo intensivo de la caña de azúcar es una de las mayores amenazas. Una especie de pez, Stegastes pelicieri, vive sólo hasta 20 metros de profundidad. - Suráfrica oriental. Menos de 200 kilómetros cuadrados. La contaminación de origen terrestre, el turismo y la pesca son las amenazas más importantes. El pez Chaetodon marley es una especie ilustrativa. - Océano Índico norte. Extensión de 10.000 kilómetros cuadrados que incluye el archipiélago de las Maldivas. La mayor amenaza es el calentamiento global, que provoca la muerte de los corales. Una especie valiosa es el pez Pomacentrus proteus. - Sur de Japón, Taiwan y sur de China. Más de 3.000 kilómetros cuadrados de arrecifes, amenazados por el desarrollo urbanístico y la acuicultura, además de una plaga de estrellas de mar. Especie típica: Acropora tanegashimensis. - Cabo Verde. Unos 200 kilómetros cuadrados. El desarrollo costero y la pesca excesiva son las mayores amenazas. Una especie: Chromis lubbocki. - Caribe occidental. 4.000 kilómetros cuadrados correspondientes a ocho países. Sufren epidemias y muerte por aumento de temperaturas. El Sanopus splendidus sólo vive en la isla de Cozumel (México). - Mar Rojo y golfo de Adén. 2.500 kilómetros cuadrados, amenazados por el desarrollo costero, industrial y turístico. Una especie de pez -Chromis pelloura- sólo se encuentra en el golfo de Áqaba.
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