Rafa Martín reinventa la zanfona en su primer disco como solista

El día en que Rafael Martín vio por primera vez Capitanes intrépidos, en la que Spencer Tracy tocaba un extraño artilugio con manivela en la cubierta del barco, se prometió que él también abrazaría alguna vez aquel instrumento 'tan fotogénico'. Martín es hoy, a sus 40 años, uno de los zanfonistas más sobresalientes del panorama peninsular, un investigador obsesionado por arañarle nuevos sonidos a ese delicioso cacharro sobre el que pesan nueve siglos de historia. En la espalda del gigante es su primer trabajo en solitario.

Puede que el mayor mérito de su disco radique en su heterogeneidad. Martín -uno de los fundadores de La Musgaña en 1987, de la Asociación Ibérica de la Zanfona y en la actualidad componente del sexteto La Bruja Gata- ha buceado en cancioneros castellanos o en los repertorios para dulzaina, además de recopilar algunas piezas en Sanabria (Zamora) o en Las Hurdes extremeñas. Cada interpretación presenta un carácter muy diferenciado, desde el aliento sureño de Charros zamoranos al deje moruno de A las 5.00 en Tánger o los memorables arreglos para clarinete, clarinete bajo y saxo alto que José Ramón Jiménez rubrica en la célebre Entradilla segoviana.

'Éste es un disco de objetivos modestos', afirma. 'Sólo he pretendido acercar el instrumento al aficionado corriente, más que al estudioso. Si he conseguido huir de la monotonía, evitar que el oído ya se haya aburrido del sonido de la zanfona a la sexta canción, me daré por satisfecho'.