Clos agradece la actitud 'excelente' de los ciudadanos
Creo que es más que justo hablar de Barcelona como un éxito y un referente de futuro', aseguró el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, aseguró que en materia de liberalización energética 'se ha ido más lejos de lo que se decía en principio', a pesar de las limitaciones impuestas por Francia, que el ministro atribuyó a la proximidad de las elecciones en ese país.
El PSOE hizo un balance de la cumbre menos triunfalista que el Gobierno. La secretaria de política Internacional del PSOE, Trinidad Jiménez, afirmó que abrir a la competencia el mercado eléctrico a partir de 2004 sólo a los grandes consumidores 'no significa un paso adelante'; elogió la postura de Francia en defensa del carácter público del suministro eléctrico y la protección de los consumidores y subrayó que pese a que el presidente del Gobierno, José María Aznar, se presenta como adalid de la libre competencia, en España 'el mercado está copado sólo por dos empresas'.
El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, consideró que en Barcelona 'se ha percibido que hay dos matices, dos sensibilidades, dos almas en lo que puede ser la construcción europea; una que piensa sólo en la Europa económica y otra que piensa más en la Europa social'.
Izquierda Unida (IU) criticó la falta de contenido social de la cumbre. 'El resultado podría haber sido todavía más perjudicial de no frenar Francia y Alemania el furor liberalizador de la alianza ultraconservadora Aznar-Berlusconi-Blair', manifestó el coordinador general, Gaspar Llamazares.
Todos los grupos, salvo el PP, utilizaron calificativos positivos para evaluar la marcha antiglobalización, que el domingo reunió a 300.000 personas en Barcelona, la manifestación pacífica más importante de la historia de este difuso movimiento nacido en 1999 en Seattle a raíz de una cumbre de la Organización Mundial del Comercio. El PP, que los días previos a la manifestación hizo una amalgama entre manifestantes pacíficos y militantes de Batasuna, minimizó la manifestación.
El senador del PP Gabriel Elorriaga, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta, calificó de 'minorías marginales' a los cientos de miles de personas que salieron a la calle durante la cumbre, mientras que el presidente del PP catalán, Alberto Fernández, consideró que la marcha fue un 'cóctel formado por personas contrarias a la globalización, miembros de Batasuna, independentistas y personas de buena fe'. En las últimas autonómicas, el PP obtuvo 297.000 votos en Cataluña.
El presidente de Iniciativa, Joan Saura, consideró que los manifestantes 'dieron una gran bofetada a Aznar, a Pujol y a Mas', mientras que los organizadores de la marcha -una plataforma integrada por un centenar de entidades- calificaron de 'éxito' la marcha y de 'desproporcionada' la actuación policial. 'Somos un movimiento consolidado y con raíces en todas las clases sociales y en todas las franjas de edad; por tanto se equivocan quienes piensan que la discrepancia es cosa de minorías', afirmó Gabriela Serra, presidenta de la Federación Catalana de ONG para el Desarrollo.
Las autoridades coincidieron en mostrarse satisfechas en líneas generales por el desarrollo de la cumbre y de los actos paralelos y felicitaron el 'civismo' de los ciudadanos. La delegada del Gobierno, Julia García Valdecasas, consideró que la eurocumbre 'ha supuesto un antes y un después en la organización de eventos internacionales'.
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, dijo que el comportamiento de los ciudadanos ha sido 'excelente', lo que en su opinión ha mostrado Barcelona como 'la capital europea del diálogo, la convivencia y la libertad'. No obstante, el alcalde mostró sus reservas ante la fórmula actual en que se celebran las cumbres internacionales: 'No tiene sentido que los líderes políticos estén encerrados', concluyó.
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