Una firma del alcalde de L'Alfàs acumula en 4 años un patrimonio de 3 millones de euros, según PP y PSPV
La mercantil Gestalbir, SL, de la que es único administrador Antonio Fuster, alcalde por un partido independiente de L'Alfàs del Pi (Marina Baixa), ha adquirido desde que se constituyó -el 30 de diciembre de 1997- 24 propiedades inmobiliarias en la localidad, por un precio estimado de tres millones de euros (unos 500 millones de pesetas), según documentación registral aportada ayer por el grupo socialista del Ayuntamiento.
Gran parte de esas propiedades fueron compradas entre los años 2000 y 2001 por Gestalbir, empresa en la que además de Fuster participan su esposa y sus suegros. 'Las 24 propiedades que hemos detectado corresponden a fincas del término de L'Alfàs, aunque nos consta que esta mercantil tiene más fincas en otros municipios', aseguró ayer el portavoz adjunto del grupo socialista en el Ayuntamiento, Vicente Pérez, quien resaltó que todas las propiedades están libres de cargas, salvo algunas con hipotecas por 102.172 euros (17 millones de pesetas).
Los concejales del PP y del PSPV en L'Alfàs registraron ayer un escrito en el Ayuntamiento solicitando un pleno extraordinario para constituir una comisión municipal que dictamine sobre el patrimonio del alcalde, y la 'realidad de los datos que dicha autoridad ha reflejado en el registro municipal de intereses'.
Antonio Fuster, al que ayer este periódico intentó localizar sin éxito para recoger su versión sobre las acusaciones de la oposición, es el único alcalde que ha tenido L'Alfàs desde que se instauró la democracia. Dos años antes de concluir el anterior mandato afloraron desavenencias con su partido, el PSPV, por sus enfrentamientos con el entonces portavoz municipal, Salvador Sanjosé, a causa de la destitución del arquitecto municipal mientras el primer edil se encontraba de baja, convaleciente por infarto. La crisis política se saldó meses después con el pase al grupo mixto de varios concejales afines a Fuster, que formaron un gobierno en minoría ante la mirada atónita del PP, encabezado entonces por el actual diputado provincial de Turismo, Matías Pérez Such.
Dos meses antes de las elecciones, Fuster creó un partido independiente, AIDDA, con el que se presentó a los comicios y con el que resultó ser la fuerza más votada, pese a contar con el mismo número de concejales que el PSPV. Esa situación de igualdad motivó un pacto de gobierno de AIDDA con el Partido Popular. Un acuerdo no deseado por ninguna de las partes, pero impuesto a los populares desde la dirección regional. 'Hay que pactar con Fuster sea como sea y al precio que sea', fue la consigna que recibió el portavoz popular Juan Davó.
La coalición entre ambas fuerzas políticas dejó en la oposición al PSPV. Sin embargo, los populares quedaron sin poder de decisión, y sólo el alcalde mantiene la última palabra en las materias en principio asignadas al Partido Popular como el urbanismo.
La cuerda se ha ido tensando con el paso del tiempo, en especial por las continuas acusaciones de Fuster al PP, partido al que achaca la falta de inversión en infraestructuras educativas en la localidad a pesar de gobernar la Diputación y la Generalitat.
Posteriormente, la futura construcción de un puerto deportivo en Altea y su posible repercusión negativa en la playa de El Albir, en término municipal alfasino, ha servido para aumentar el encono con sus socios de gobierno, y también con el PP de Altea a raíz de la formación de una plataforma contraria a la realización del puerto. Fuentes de la oposición señalan que la actitud del alcalde alfasino obedece 'a una rabieta porque él quería construir otro puerto deportivo en la zona de La Mina'.
Mientras tanto, el supuesto incremento desmesurado del patrimonio particular de Fuster está dejando al Ayuntamiento en una delicada situación política. 'Cuando la situación sea ingobernable, se presentará una moción de censura', señalan fuentes de las ejecutivas locales socialista y popular.
De hecho, populares y socialistas vienen aprobando en los últimos meses mociones conjuntas para dejar al partido de Antonio Fuster en minoría, como paso previo a la moción de censura.
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