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Columna
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Ecuador

Echando mano de una jerga añosa que parece sacada de un programa doble de Cine de barrio en el que pasaran La Casa de la Troya y Quince bajo la lona, los periódicos hacen estos días balance de eso que se empeñan en llamar el 'paso del ecuador' de la legislatura. Es quizá el momento de recordar uno de los episodios más deprimentes vividos en Andalucía en estos dos últimos años: el aborto del proceso de fusión de las cajas de ahorro, insólitamente anunciado a bombo y platillo -o, más bien, con cornetas y tambores- y cuyo naufragio ha valido al menos para detectar que los localismos se han desbocado en Andalucía y han terminado imponiéndose a las jerarquías de los partidos políticos.

El naufragio ha servido también para demostrar que en una izquierda carente de ideólogos y ayuna de ideología, las posturas más irracionales pueden terminar convirtiéndose en doctrina. Es así como el aparato socialista de Sevilla y un hooliganesco PP, con colaboración coral de IU, PA, patronal y sindicatos, ha terminado imponiendo una fusión en varias fases, la primera de las cuales consistiría en la unión de las dos cajas sevillanas, operación que sólo tendría futuro en el caso de lo que se pretendiera fuese cerrar oficinas y poner en la calle a la mitad del personal, dada la similitud, casi clónica, de las redes de ambas entidades. Pero no van por ahí los tiros: los costos de personal ya venían aumentando y, previsiblemente, aumentarán más aún cuando los sindicatos pasen factura por su colaboración en el derrocamiento de Beneroso & Benjumea.

No hace falta ser profeta para barruntar que la fusión de las cajas sevillanas terminará restándoles competitividad, para regocijo y mayor gloria de la Caixa y Cajamadrid, que, sin duda, deberían de estar muy agradecidas a la aguerrida tribu sevillana de José Caballos y a los furores antisistema de Teófila Martínez. Afortunadamente, el asunto tiene enmienda. Al menos, parcialmente. En los últimos tiempos se ha resucitado una idea lanzada hace seis años por el presidente de Unicaja, Braulio Medel, que quizá sea de los pocos -dudo que haya más de una docena- que ha reflexionado y se ha tomado en serio la importancia de reforzar el sistema financiero andaluz.

La iniciativa de Medel -que estudian ahora los presidentes de las demás cajas andaluzas- propone la creación conjunta de un banco que puede servir para casi todo: desde para afrontar grandes proyectos de inversión, hasta para sumar el peso de las carteras de valores de las cajas, lo que les permitiría crear el germen de un núcleo duro andaluz en empresas estratégicas -comunicaciones, energía...-, como han hecho la Caixa y Cajamadrid. De paso, el banco fomentaría una convivencia que podría animar el definitivo proceso de fusión.

Se trata ahora de saber si la nueva situación en las cajas sevillanas les permitirá emular el funcionamiento de La General de Granada y Unicaja, que, lejos de la corte de San Telmo, han demostrado empíricamente que las cajas pueden ponerse a salvo de las banderías políticas y sindicales, sin hipotecar las cuentas de resultados.

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