_
_
_
_
ECUADOR DE LA LEGISLATURA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Dos años de... ¿basura?

Cantaban Los Panchos un precioso bolero en el que un amante despechado se sentía como la basura al hacer balance del pasado y no ver sino negrura en su futuro... y no puedo menos que acordarme del trío hispanoamericano cuando me siento ante el ordenador y trato de hacer balance de dos años de legislatura autonómica. Dos años (la teórica mitad de la legislatura) han transcurrido ya desde el 12 de marzo de 2000, fecha en la que también se celebraron elecciones al Parlamento de Andalucía. ¿Por qué algunos pretenden ocultarlo? ¿Por qué tratan de que pase desapercibido el aniversario, como si el único que se celebrase en tal fecha fuese el de las elecciones generales? ¿Por qué desde Andalucía no somos capaces de defender lo nuestro y ponerlo en primer plano, como hacen otros? Quizá porque si miramos hacia atrás, sólo vemos el vacío, el agujero negro de dos años casi perdidos en la vida de Andalucía y de todos los andaluces, dos años de confrontación, de insultos, de debates estériles sobre cosas que nos importan bastante poco a los andaluces de a pie por más que los políticos crean que son temas de verdad importantes; en definitiva, dos años de... ¿basura?

Porque, en el fondo, basura es... el absurdo debate sobre la 'segunda modernización', cuando Andalucía tiene otros muchos problemas (de empleo, de inmigración, de vivienda, de infraestructuras...), que a algunos nos parecen lo suficientemente serios e importantes como para perder el tiempo con tonterías. Porque, a ver, que alguien nos diga cuándo ha sido la 'primera modernización' (si esta es la 'segunda', es porque habrá habido una 'primera', ¿no?), quién la ha llevado a cabo, en qué ha consistido... Hace unos meses (diciembre de 2001) escribí en estas mismas páginas sobre ese tema, y me hacía esas y otras preguntas, hasta hoy sin respuesta. Parece que la próxima semana habrá un debate parlamentario en el que, al fin, Chaves no va a ilustrar con sus propuestas de futuro para Andalucía; pero me temo que Torres Vela no tendrá oportunidad de colgar el cartel de 'no hay entradas' para el pleno en que se debata, a la vista del interés que ha suscitado la iniciativa entre la ciudadanía. (¡Ojo! La modernización y el progreso de Andalucía son o deben ser uno de los objetivos prioritarios de todos, pero lo debates estériles y vacuos son... pues eso, basura.)

Porque, al final, basura es... el lenguaje que habitualmente utilizan los políticos, y esta primera mitad de legislatura no ha sido una excepción. ¿Es que no se dan cuenta de que los andaluces vamos por otro lado, que no nos interesa la confrontación sino las soluciones, que no queremos los insultos, sino las propuestas? Hablando de lenguaje y de basura, ése fue precisamente el calificativo que Chaves utilizó para referirse a dos ministros del Gobierno de España por un affaire más o menos desafortunado en relación con un viaje de Felipe González a Marruecos y de unas supuestas entrevistas entre el ex presidente del Gobierno de España y el primer ministro del reino de Marruecos. Porque, a ver, que alguien me diga qué demonios hacía Felipe González en Marruecos, con la que está cayendo, ¿hacer turismo? Con lo grande que es el mundo, podía haber escogido otro destino, como por ejemplo, Venezuela (o la Isla Margarita) donde podría disfrutar de la compañía de su amigo Carlos Andrés Pérez, o Túnez, con su amigo Betino Craxi.

Porque, lo miremos como lo miremos, basura es... la metedura de dedo en ojo ajeno que pretende hacerle Chaves al Gobierno de España con la propuesta de negociar con los movimientos representativos de la antiglobalización. ¿Se puede saber qué es lo que tiene que negociar Chaves con tales movimientos? ¿La antiglobalización en sí? No creo que los antiglobalización vean en Chaves el interlocutor más adecuado para su particular 'lucha' contra las injusticias que conlleva la mundialización de la economía, del comercio, etcétera. Aunque, bien mirado, lucha, lucha, lo que se dice lucha de los 'movimientos antiglobalización', la única que se les conoce es la que protagonizan contra la policía cada vez que hay una cumbre o reunión importante de líderes mundiales. Quizá, para evitarlo, lo que pretende Chaves es negociar que 'esos chicos' se manifiesten pacíficamente, sin violencia... Pues qué quieren que les diga: eso no se negocia, eso se exige; vamos, que eso es lo menos que puede exigírsele a quien pretenda manifestarse.

Ha vuelto 'negociator Chaves', de modo que ya puede Rajoy quedarse tranquilo, ya puede desmontar el dispositivo policial de seguridad, porque Chaves va a negociar y, claro, va a conseguir que los chicos de la antiglobalización no rompan cristales, no derriben farolas, no quemen contenedores de basura, no conviertan Barcelona (y en junio, Sevilla) en el campo de batalla en que convirtieron Seattle, Génova y tantas otras ciudades inocentes del mundo. ¡Qué garantía no ofrecerá la labor mediadora de Chaves, cuando hasta el propio Monteseirín se desmarca de la iniciativa! Hasta Monteseirín se ha dado cuenta de que es una boutade más de Chaves, que sigue empeñado en perder el tiempo haciendo la guerra sucia contra el Gobierno de España en vez de trabajar por Andalucía.

Pero estábamos hablando de balance de legislatura... ¿hablamos de lo que ha progresado la Función Pública en Andalucía en estos dos años, de lo que han mejorado nuestras infraestructuras, nuestro empleo, la inmigración...?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_